Hola chicos, bueno es verdad que no subo hace mucho pero ahora estoy a punto de salir de vacaciones y voy a tener mucho más tiempo para subir... Saben voy a subir porque en realidad es una cosa que me encanta y no porque comente o no... si quieren dejarme opiniones siempre son bienvenidas, es más me motivan más a seguir subiendo y encuentro que soy muy afortunada de tener tantas seguidoras que les encanta lo que escribo y que esperan ansiosas mis capítulos que son mitad mi imaginación mitad cosas que de verdad ocurrieron o espero que así pasen.
Los quiero un Montón. Conchi :D
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-Benjamin intentó hablar contigo y no lo quisiste escuchar, así que vas a tener que es-cucharme a mí.
-Si es sobre Taylor…-comencé a decir.
-Me vas a escuchar te guste o no – me interrumpió.
-Está bien – accedí.
-Taylor no tiene que saber que vine a hablarte, pero quiero que sepas que tiene que ver con ella. ¿Sabes que eres un ciego que no ve lo que tiene en frente? – dijo verdaderamente molesta.
- ¿Perdón? – dije sin saber de lo que me estaba hablando.
- Disculpado, pero que no vuelva a ocurrir. – dijo algo divertida.
- ¿Podés ir al grano? – le pregunté de una vez por todas, ya que no decía nada.
- A lo que voy es que tienes a Bárbara y a Taylor, pero sinceramente no sabes lo que estás haciendo - ¿A qué se refiere esta chica?
- Sinceramente no entiendo por qué venís a decirme todo esto.
- Lo sabes perfectamente y no te vengas a hacer el idiota ahora.
- Está bien te escucho, pero no me digas más idiota.
- Okey. Bueno, a lo que venía –dijo acomodándose en su asiento – Te quiero pedir que dejes de tratar mal a mi hermana, y hablo en serio, no tienes derecho de tratarla así, ella es muy buena y no se lo merece. – Dijo muy seria.
-No la estoy tratando mal –mentí y lo notó, por lo que me miró en forma de reproche – Bueno quizás un poco pero lo que pasa es que… ¿ cómo pretendes que la trate bien después de lo que me contó Bárba…
-Podrías escucharte a ti mismo un segundo - me interrumpió - ¿Bárbara? ¿Es en serio? – rió sarcástica. – A esa chica no se le puede creer ni lo que reza. ¿Alguna vez la has visto conversando con Taylor, salir con ella, que sea saludarse? Por favor, ella no es la mejor persona que la puede juzgar.
-Te concedo eso a tu favor , pero ¿Cómo explicarías la escenita que estaba montando Taylor con un chico afuera del cine? – no me podía sacar aquello de la cabeza.
- ¿Antonio? – rió – Taylor lo abrazó simplemente, y ¿sabes qué? Ese es problema de Taylor, total ustedes dos no son nada ¿cierto?
-Eso es verdad, pero no significa que yo no tenga sentimientos hacia Taylor - ¡Oh no! Eso lo dije en voz alta.
-Creo que un mínimo de respeto que le debes a tus sentimiento habría sido preguntarle a ella primero, pero ya que no lo hiciste yo te voy a explicar, después de una enorme confusión el cuaderno de Taylor calló en manos de Antonio, quien amablemente fue a reunirse con Taylor para devolvérselo mientras que Gastón y yo comprábamos golosinas para la película.
- Todo esto es muy confuso… tenés que entenderme, no sé a quién creerle- dije con la cabeza hundida entre mis manos.
-¿Por qué me parece que no es la primera vez que escucho aquello? – dijo de pronto – Porque Bárbara es experta en inventar cosas.
-¿Pero por qué debo de creer en tú palabra y no en la de ella? – Aunque Bárbara pudiera haber tenido mucha culpa no estaba del todo seguro.
-Te lo voy a decir. ¿Sabes por qué Bárbara le tiene tanto odio a Taylor? – me miró fijamente a los ojos y por un momento me recordó demasiado a Taylor y a su mirada que me hipnotizaba.
Negué con la cabeza.
-Bueno aquí hay una larga historia por lo que me vas a tener que tener mucha paciencia.
-Está bien, ya llevo sentado aquí un buen rato, por qué no iría a escucharte el resto de la historia.
-Hace un año y medio más o menos Bárbara y Taylor eran como carne y uña - comenzó a decir.
-¿Bárbara y Taylor? – pregunté extrañado.
- ¿Me vas a dejar continuar o me vas a interrumpir cada vez que algo te parezca extraño? La gente cambia querido – dijo con una expresión muy divertida.
- Lo lamento – dije en modo de disculpa.
-Bueno, eran tan amigas que no se despegaban la una de la otra, incluso yo también me juntaba con ellas. Ellas tenían un mejor amigo llamado Carlos, un chico muy simpático en realidad que era agradable para casi todos. Carlos a su vez tenía un mejor amigo, compañero de Taylor y Bárbara, llamado Miguel quien también se llevaba muy bien con todas nosotras. - ¿Acaso es por esto que Taylor me dijo que hace mucho tiempo que no tenía un mejor amigo? – Bueno, Bárbara de pronto se empezó a separar de Taylor. Taylor se culpaba a sí misma de la actitud de Barbie, como entonces le decíamos, pero en un punto comprendió que no era culpa de ella, que la que había empezado a cambiar era Bárbara.
>> Entre tanto a los padres de Carlos les dijeron que se iban a tener que mudar a Francia por trabajo, por lo que Barbie se empezó a acercar a Taylor un poco, pero Taylor sabía que no iba a ser para siempre, porque ella se había empezado a hacer amiga de María, quien no era muy amiga de ellas anteriormente.
>>Miguel se empezó a acercar a ambas después de la partida de Carlos, convirtiéndose en una especie de reemplazo de Carlitos, pero Miguel era distinto, más serio, pero igual Taylor lo quería demasiado.
>>A Miguel le gustaba Bárbara, y ella lo notó y se lo dijo a Taylor, quien tenía sospechas que aquello fuera verdad, pero un día cercano a esto Miguel se le declaró a Barbie. Taylor estaba muy enojada, porque pensaba que Miguel le habría contado, pero se le olvidó que Miguel no era como Carlitos, nadie era como Carlos.
>> Taylor llegó llorando ese día a la casa, diciendo que extrañaba mucho a Carlos, que lo necesitaba, por lo que le escribió un mail dentro de su enojo con Barbie porque ella no le quiso contar a ella lo de Miguel, sino que fue a contárselo a María.
>>El mail decía algo así como que él era irreemplazable, que no confiaba en Miguel tanto como en Carlos, que opinaba que últimamente Barbie estaba muy extraña, que no iba a volver a ser la de antes, que incluso tenía actitudes un poco huequitas y que con eso se refería a que a veces no podía tener conversaciones muy profundas como en los viejos tiempos con ella.
¡¡TRIIIIN!!- era la campana del colegio, justo cuando estábamos en la mejor parte.
-Te termino de contar luego - dijo corriendo a buscar sus libros.