miércoles, 2 de noviembre de 2011

Capítulo 3


“Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te permitirán ver las estrellas”

Anónimo

Según los adolescentes.

¿Tus padres están juntos o separados? ¿Cómo crees que eso ha marcado tu estilo de vida?

*Mis papás están juntos y se llevan bien. Que ellos tengan una relación estable me volvió una persona más madura.

* Mis padres están juntos y se llevan muy bien, y ello me ha dado una buena concepción de familia y me ha convertido en una persona muy feliz.

*Mis padres están separados y se llevan muy mal. Me marcó de una manera muy notoria. Al ser repentina su separación, cambié mi forma de actuar y me volví más maduro, ya que afrontar algo así no es cosa fácil.

*Mis padres están separados, pero se llevan bien, por lo que tampoco fue algo que provocase un cambio en mi estilo de vida, ya que no están juntos desde que yo era muy pequeña, pero eso sí, soy más independiente a lo que sería con padres casados o juntos

*Mis padres están separados, pero se llevan bien y no fue tan fuerte ya que me lo esperaba, pero no cambió mucho mi estilo de vida.

*Mis padres están separados y depende de la ocasión es cómo se llevan. Su ruptura me hizo ser más independiente, creo que maduré y hoy tengo otra concepción de la familia.

*Mis padres están juntos y se llevan muy bien. Que ellos tengan ese tipo de relación ha significado mucho, porque para mi aprendizaje y educación he tenido una figura paterna y materna muy presentes.

*Mis padres están separados y se llevan mal. Que ellos hayan finalizado su relación cambió mi manera de pensar acerca de las mujeres, ya que ahora las trato mejor y nunca sería infiel, porque mi papá engañó a mi mamá.

*Mis padres están separados y se llevan regular. Marcó mucho mi estilo de vida, me volví más sentimental y me surgió una depresión. Cambió mi concepción de familia.

*Mis padres están juntos y se llevan bien. Aquello me ha convertido en una persona feliz, con un buen concepto de familia.

*Mis padres están juntos y se llevan bien. No ha sido una gran marca, pero si bien es cierto que tengo una concepción diferente de familia en comparación con la de mis amigos, los cuales tienen a sus padres separados.

*Mis padres están juntos y se llevan bien, pero aquello no me ha marcado en nada la vida.

Según sicólogos

¿Qué diferencia a un niño con padres separados de uno con padres unidos? ¿Su concepción cambia?

*Sin duda que la diferencia se observa en algunos puntos de importancia, como lo es el cambio de forma en la cual deben procesar ciertas instancias en su vida, el afecto emocional familiar que es irremplazable (no en su concepción clásica de familia, sino como concepción de lo que es una familia con figuras parentales de cada sexo). No es una obligación pensar que la identificación no puede ocurrir si falta una figura significativa de cada sexo, pero genera movimiento de procesos del desarrollo en forma diversa si esto ocurre en forma distinta (al fin, se logra igual, pero de forma distinta). La relación, la confusión de roles y de lugares, la inestabilidad emocional pueden ser factores que aparezcan en los distintos niños que poseen padres separados, pero esto es relativo a la forma cómo se relacionan éstos con los niños y cómo ellos acogen la relación.

Historia

Era lunes en la mañana. Me levanté caminando casi como un zombie al baño con todo el pelo revuelto, para luego salir mucho más aceptable.

Desayuné rápidamente y me dirigí al colegio, al igual que todos los días, caminando.

Al llegar el momento del recreo volví a sentir lo mismo que los últimos meses: soledad y me sentí marginada. Sentada en donde estaba podía notar que todo a mi alrededor seguía igual que siempre. Mi soledad no significaba mucho para ninguno de mis compañeros o familiares, pero esta soledad me daba mucho tiempo para pensar.

El día estuvo muy tranquilo, pero al llegar el final del día sentí lo mismo que todos los días, angustia. Desde que me peleé con Catalina, con mi madre nos peleamos siempre, y eso no es para nada entretenido.

En el momento de volver a mi casa tomé un desvío y me dirigí a un parque que quedaba de camino. Solía ir allí siempre de pequeña y mirar a las aves. También había una laguna en el centro del parque.

Sentí una brisa chocar contra mi rostro, lo que reconocí como algo familiar y reconfortante. Me senté en una banca cerca de la laguna y saqué unas galletas que había llevado como colación y las molí. Poco a poco las lancé a la laguna para que se acercasen los patitos.

De pronto una bicicleta pasó por mi lado sumamente rápido y levantó mucho polvo que provocaron que me atorase y me costara respirar.

-¿¡Cuál es tu problema!? Este es un parque, no una pista de carreras – grité unos cuantos tonos más altos que mi voz normal.

Y así, como si hubiese sido una película, entre la ola de polvo y contra la luz vi a la bicicleta acercarse lentamente.

No podía distinguir bien quién era, pero aparentemente me conocía. Cuando finalmente la tierra se volvió difusa y volvió a su lugar, el suelo, me di cuenta de quién era.

-Disculpa – dijo entretenido con una sonrisa burlona en el rostro.

Era Antonio.

-¿Qué haces aquí? – dije sorprendida, tan bajo que pareció un susurro, por lo que me aclaré la garganta.

- Vine a dar una vuelta – dijo pero noté que tras esas palabras había algo que estaba escondiendo.

-Si tan sólo viniste a dar una vuelta, ¿Por qué la velocidad? – recuperé mi voz normal y él notó que lo había descubierto.

- Emm, ¿practico para un torneo? – dijo más como pregunta que como afirmación.

-¿Me preguntas o lo estás afirmando? – dije para luego esbozar una sonrisa.

- ¿Nos podemos sentar mejor? – me dijo dándose por vencido.

Nos sentamos en la banca en donde había dejado mi mochila.

-Disculpa si me entrometo, pero tienes cara de afligido – dije ya sin poder evitar la pregunta.

-Está bien, no te preocupes, más bien me alegra encontrarme contigo – al decirlo mi corazón dio un vuelco – quería cobrarte la palabra.

-¿A qué te refieres? – pregunté y al instante me sonrojé sin razón aparente.

-Nadie aparte de ti conoce lo que me ocurre en estos momentos. Puede que te hayas enterado por equivocación, pero en fin, a veces es lindo tener alguien con quien hablar – dijo como sacándose un peso de encima.

Cambió de postura, ahora dirigiéndose hacia mí.

-Soy toda oídos – dije amablemente.

-Mis padres se están separando y es sumamente difícil. Tengo que escucharlos cada vez que se pelean y cuando por fin están separados, o me utilizan de mensajero o me cuentan sus problemas de tal manera que siento que no les intereso en lo absoluto. Por favor no le comentes esto a nadie. Ellos aún no quieren que nadie se entere hasta que el divorcio finalice.

-¿Por qué? – le pregunté.

-Porque el grupo de familias en el cual mi padre se maneja, son muy conservadoras y como mi padre está firmando también nuevos contratos de su empresa con otros de sus contactos, cree que le quitaría prestigio un “escándalo familiar” como él suele llamarle.

Suspiró y dejó la vida puesta en un punto.

-Eso es – pensé la palabra para luego decir – ¡un asco! Odio cuando los adultos creen que tan sólo sus problemas importan y que los nuestros no.

-Pienso exactamente lo mismo – dijo resignado.

-Pero, ¿has hablado con ellos sobre lo que te molesta?

-Pensándolo bien, no mucho, no me dejan hablar tampoco, ya que al parecer de ellos los únicos que sufren con sus problemas son ellos.

Al decirlo me quedó mirando, pero yo tenía la misma mirada que él hace un instante.

-Disculpa si te incomodo con lo que digo, seguramente debes de tener mejores cosas que hacer – dijo y yo lo miré de tal forma que interrumpí su discurso.

-¡En lo absoluto! Yo si sé lo que se siente. Hay veces que lo único que necesito es hablar con alguien, pero bueno, la gran mayoría finge que sus vidas son perfectas – dije y suspiré.

Se quedó sin habla un momento

- No sé cómo lo haces, pero es como si leyeras mi mente, siento lo mismo. Desde que mis padres se separaron abrí más los ojos, como si todo ahora fuese real de algún modo.

- Me pasó lo mismo, pero no en relación al tema de mis padres – lo que estaba a punto de decir nunca se lo había contado a nadie – hace unos meses, mi mejor amiga de la infancia me traicionó y fue ahí donde yo empecé a cambiar, a dejar de ser tan dependiente e ingenua y buscar lo contrario. Fue ahí donde las peleas con mi mamá empezaron y no han parado hasta el día de hoy.

Al final de esa oración la voz me temblaba un poco, pero me aclaré la garganta y me limpié una lágrima que estaba a punto de salir.

- No entiendo, ¿Por qué empezaron las peleas con tu mamá?

-Principalmente porque cambié mi manera de actuar. - dije nerviosa.

-¿Qué empezaste a hacer, o en qué sentido cambiaste? – preguntó curioso.

-Me volví… ¿cómo decirlo? Más mala, un poco rebelde. Sé que no es lo correcto, pero es la única manera de demostrar que no soy como todos ellos esperan, la buena de la situación siempre – al decirlo hundí mi rostro entre mis manos.

-Pero, ¿cuál es el tema? ¿a quién le quieres demostrar que no eres siempre la “buena”? – dijo un tanto aturdido.

- No sé, a mí – dije un tanto exaltada – siempre sentí como si no perteneciese a ningún lado. Está bien, la pasaba genial con Catalina, pero no me sentía yo misma, y finalmente dejamos nuestra amistad de lado y por lo general me siento sola luego de ello, sé que no estoy engañando a nadie pretendiendo ser alguien que en realidad no soy.

- Espera, ¿sola? – dijo sorprendido.

- Sí, sola. Mis recreos y tardes son básicamente entretenerme conmigo misma. Me invitan a fiestas, pero cuando voy me siento fuera de lugar. No soy tan buena ahora a como solía serlo, pero quizás así logre tener a mi alrededor a gente que me acepte tal como soy.

Antonio me miraba, pero no con pena, sino como si me entendiese.

-¿Qué fue lo que te hizo tu amiga? – preguntó preocupado.

-Preferiría contarte eso en otro momento, no quiero que esta conversación se ponga aún más sentimental – al decirlo él sonrió al igual que yo.

-Te propongo algo, más bien quiero darte un consejo. – dijo amable. – No te comportes como algo que no eres, pero la idea tampoco es que alejes a las personas de tu alrededor.

Si cualquier persona a mi alrededor me hubiese dicho algo semejante hubiese reaccionado de una manera explosiva, gritándole que no me conocía, pero en cambio, la forma en la cual lo dijo, me hizo notar que estaba en lo cierto.

Yo asentí.

- Entonces para cambiar un poco el tema, claro, si no te molesta ¿te gustaría salir conmigo el viernes? Me gustaría mostrarte algo. – dijo un tanto nervioso y ansioso.

-Está bien.-respondí.

-Si necesitas ayuda con tu mamá, soy bueno aconsejando. Gracias por escucharme también.

- Si tu necesitas ayuda respecto a tus padres, digo exactamente lo mismo. – le sonreí coqueta y al instante me pregunté ¿Por qué le estoy coqueteando? ¿Por qué mis manos sudan y mi corazón late tan rápido como las alas de cien colibríes volando?

Nos despedimos y me fui a mi casa preguntándome lo mismo casi todo el tiempo.

No podía creerlo, era la primera vez que me había sincerado con alguien y a pesar que no le conté todo, por primera vez me había sentido en el lugar correcto en el momento correcto.

¿Quién iba a imaginarse que gracias a que sin querer escuchase una conversación por accidente íbamos a empezar a conocernos y a entendernos bien?

Me fui un tanto embobada a mi casa ¿Embobada? No sé claramente por qué, pero la sensación era … agradable.

Al llegar salté de mi fantasía a la triste realidad… problemas con mi mamá.

Estaba sentada en la mesa esperándome y por su postura al parecer me iba a dar otra de sus interminables charlas.

-¿Por qué tardaste tanto? – preguntó molesta.

-Fui a dar una vuelta al parque – miré la hora y noté que llevaba más de una hora de retraso.

-Podrías avisar. – dijo cortante.

-Lo lamento, no fue mi intención.

Seguía de pie mientras ella me miraba fijamente.

Empecé a caminar hacia la escalera cuando mi madre me detuvo con :

-Abril, aún no he terminado de hablar contigo – me heló con su mirada, por lo que retrocedí y me senté enfrente de ella.

-¿Qué ocurre? – dije enfadada. No podía creer la forma en la cual ella había perdido la confianza en mí.

-¿Por qué tienes que responder tan mal siempre? – dijo más enojada que yo – Me tenías preocupada, ¿acaso no lo entiendes? Pensé que te había pasado algo malo, no conozco a la gente con la cual te juntas.

-¿Sabes algo? No sabes con quién me junto, porque estás tan preocupada pensando por qué cambié en vez de pensar o preguntarte por lo que estoy pasando actualmente. Te preocupas tanto de la imagen que proyecto que no te fijas o preocupas de mis necesidades. Me tienes castigada siempre, no me dejas juntarme con nadie y perdiste… perdiste la confianza en mí – las lágrimas comenzaron a desbordarse y a rodar por mis mejillas.

-¡Eso no es verdad! – dijo en un principio, pero luego se dio cuenta de lo triste que me encontraba – Tú nunca hablas conmigo sobre tus cosas, sólo te las guardas y yo no sé cómo ayudarte. – dijo ahora más calmada – Pero los problemas por los cuales estás pasando no justifican tu manera de comportarte.

-Siempre haces los mismo – dije mirando el piso – te preocupas de mis conductas, pero no de lo que las causan. ¿Te puedo decir algo? Estoy harta de que me trates mal porque he cambiado. Sé que no me comporto bien en muchas cosas, pero tú simplemente ves todo lo malo en mí y no eres capaz de ver las cosas que hago bien. – Las lágrimas continuaban cayendo.

En sus ojos podía notar que sabía que tenía razón.

-Siento cómo si no fueras la Abril que tuve entre mis brazos hace dieciséis años. Siento como si no fueras mi hija.

-¡No puedo creer que acabas de decir eso! – al decirlo salí corriendo por las escaleras hacia mi habitación.

Cerré la puerta con llave y las horas comenzaron a pasar.

Cuando dieron las 8, noté que mi papá había llegado a la casa.

Apoyé mi oreja en la puerta para escuchar, pero al notar que no entraba sonido alguno, entreabrí la puerta.

-¿Cómo ha estado tu día? – le preguntó mi mamá a mi papá.

-Me he cansado un poco, pero todo bien. – dijo mi padre un tanto alegre.

-Que bueno – dijo mi madre un tanto agotada.

- ¿Qué te ocurre? – le preguntó tiernamente mi padre a mi madre.

-Peleé otra vez con Abril – le dijo mi madre un tanto ¿avergonzada?

-¿Dónde está? – preguntó mi padre.

- En su habitación.

Escuché el sonido de sus pisadas en la escalera. Volví a tirarme encima de mi cama.

-¿Abril? – preguntó mi padre encendiendo la luz de mi pieza de manera dulce.

Se acercó al borde de mi cama y se sentó.

-¿Qué ocurrió hoy con tu madre?

Lo miré y me acurruqué en su regazo.

-Llegué un poco más tarde del colegio hoy, y para cuando llegué mi madre estaba esperándome enojada.

- ¿Por qué llegaste un poco más tarde? –preguntó comprensivo.

-Fui a dar una vuelta al parque al que solías llevarme de pequeña, cuando me encontré con un chico que se está volviendo mi amigo.

En un momento mi padre se enderezó, como el típico padre celoso, luego inspiró profundamente y dijo:

-Me parece genial que estés haciendo nuevas amistades. – dijo un tanto celoso pero alegre en el fondo – pero ¿por qué es que estás tan triste?

- Mi madre – inspiré profundamente – no me entiende y aparte de eso, me dijo que sentía como si yo no fuese su hija.- se me quebró la voz.

Mi padre me abrazó y me acarició el cabello.

-Voy a hablar con tu madre. Cualquier problema tú me avisas. – Besó mi frente y se dirigió hacia la puerta.

-Papá – le dije antes de que se retirara. – Me das permiso para salir con mi amigo el viernes, acuérdate que estoy castigada.

- Claro – me dedicó una sonrisa.

-Te quiero papá y si me disculpan, no tengo mucho apetito – mentí, pero tan sólo no quería ver a mi madre por el momento.

- Está bien. – al decirlo cerró la puerta tras de sí.

Saqué un poco de dinero que tenía guardado, me cambié de atuendo y bajé por el árbol en busca de un local de comida rápida.

sábado, 29 de octubre de 2011

Capítulo 2

si, para todas las que preguntaron, seguire cn mi anterior historia pero mientras para que se entretengan les estoy publicandi esta
:)

CAPÍTULO 2

“Ser o no ser, esta es la cuestión”

William Shakespeare

¿Qué crees que es lo que más cambia en cada persona durante el proceso de adolescencia? ¿Cómo se reflejó eso en ti?

*La mentalidad, ya que aprendí a ser menos inocente y a abrir los ojos a como son las cosas en realidad.

*La personalidad, cada vez me vuelvo más enojona e irritable.

*El cuerpo y la personalidad, ya que uno madura mucho.

*La forma de pensar, ya que uno se vuelve más independiente

*La forma de ser y pensar, ya que uno se vuelve más independiente y quiere más permisos. Yo me volví más frío y eso lo sé porque cuando era pequeño yo expresaba mucho más mis sentimientos y ahora he perdido la capacidad de sentir tanto como antes.

*La mentalidad no cambió mucho, aunque obviamente no tengo la mentalidad de una niña de 5 años. A mi parecer los cambios físicos son más evidentes.

*Yo creo que en algunos casos la manera de pensar cambia y también la manera de proyectarse al futuro de uno mismo. El cuerpo a su vez también demuestra que ya no somos unos niños y es de lo que más cambia en la adolescencia.

*Lo que más cambia es el ambiente de cada persona. Se definen los gustos y también los grupos de personas con los cuales uno se junta. Otra cosa que cambia mucho es la percepción que uno tiene respecto a la vida.

*La mentalidad, ya que ahora me doy cuenta de las cosas que en realidad importan en la vida.

*La personalidad, carácter y forma de pensar, me volví más maduro y en la forma de actuar ante los demás.

*Lo que más cambia es el carácter y lo físico, antes era muy acelerado y no medía ningún riesgo.

Según los sicólogos

*Hay cambios a nivel afectivo, psicológico, biológico, intelectual y social (hormonales, crisis de identidad, etc.).

*Proceso de cambios físicos en la mujer: aparición senos y vello. Llega la menarquia (menstruación) y con ello cambios hormonales que afectan físicamente y psicológicamente al joven.

En el hombre cambia la voz, aumenta la testosterona, aparición de vello, también comienzan a sentir interés por el sexo opuesto, atracción.

* Durante la adolescencia se viven una serie de cambios a nivel biológico y psicológico. En el primero se vive la aparición de los caracteres sexuales secundarios, propios del cambio físico que se experimenta desde “ser un niño” a comenzar a sentirse adulto. Entre éstos encontramos el cambio de la voz en ambos sexos, la aparición de vellos, el crecimiento de los órganos genitales y reproductivos, el desarrollo de la musculatura, el aumento en la tonicidad y estatura, entre otros. En el ámbito psicológico se comienza el proceso de descubrimiento de la identidad personal, se desarrolla un pensamiento asociado a lo “hipotético-deductivo”, generándose así una flexibilidad mental, razonamiento abstracto y constructivo, entre otras características. Desde lo afectivo, el adolescente demanda cercanía emocional, presenta inestabilidad y busca el reconocimiento constante en las labores que realiza. En el ámbito social, se comienza a definir un grupo de interés en la participación, alejándose del núcleo familiar y buscando su independencia, aunque siempre ligado afectivamente a los padres.

Historia

Muchas veces al despertar me pongo a pensar de que quizás sigo soñando y de que al pasar el día, quizás estaba ya todo predestinado. A pesar de ese sentimiento me despierto cada mañana pensando que algo grandioso puede ocurrirme en el día, aunque los días sean completamente normales.

Me cepillé los dientes. Eran alrededor de las 10 a.m. y el olor a pan caliente inundaba mi habitación.

Bajé rápidamente las escaleras y al atravesar las puertas de la cocina sólo estaba mi madre preparando unos panqueques.

Seguía enojada, se le notaba en la mirada.

-Buenos días – dije de todos modos.

-Buenos días – me miró sorprendida como si no se lo hubiese esperado.

Me senté en silencio y me serví leche en un tazón. No sabía que decir para romper el incómodo silencio, pero como una vez leí en un libro, si no tienes nada bueno que decir, es mejor no decir nada.

-¡Buenos días! – dijo mi papá tan eufóricamente y de pronto, que incluso salté del susto.

-Buenos días – dijimos mi madre y yo al unísono.

-Hija, pero ¿Por qué aún no estás vestida? ¿Acaso no recuerdas que hoy hay una exhibición en tu colegio? – dijo mientras se sentaba.

-Se me había olvidado, me termino esto y subo a cambiarme – dije mientras comía lo más rápido que podía. Más bien succionaba.

Al terminar pedí permiso y subí corriendo las escaleras y me metí a la ducha rápidamente para luego tomar unos jeans y una polera larga.

Así tal y como si fuese una carrera bajé las escaleras con unas zapatillas en la mano.

Me las puse justo a tiempo para salir junto a mi familia directo al auto.

***

Caminamos hacia la puerta principal y mis padres tomaron unos folletos mientras yo corría a coger unos asientos para las presentaciones que se harían. Casi todos los actos eran artísticos.

Aunque habíamos llegado justo a tiempo, de igual manera había mucha gente, por lo que no me dio el tiempo para encontrar asientos enfrente.

Me senté en una esquina, junto al pasillo, mientras que cuidaba que nadie ocupara los asientos de mis padres y hermana.

Al rato llegaron y empezó el infaltable discurso del director del colegio.

De pronto por el rabillo del ojo pude ver que al otro lado del pasillo se sentó Antonio. En realidad nunca nos hablábamos, pero el conocía parte de mi historia y yo parte de la de él, pero no nos conocíamos en el sentido de hablar o… saludarnos.

Empezaron las presentaciones de baile. Al finalizar todos aplaudían como locos.

En un instante ocurrió algo impensable e inesperado, pillé a Antonio mirándome a escondidas, y no se por qué eso me causó una sensación reconfortante y de nerviosismo, por lo que pretendí que fue una simple coincidencia, pero luego ocurrió una y otra vez durante la presentación de canto y de poesía.

Finalmente se acabaron las presentaciones y los padres fueron a felicitar a los profesores al igual que el mío que no paró de decir “ ¡Qué fantástico! ¡Magníficas presentaciones! Uds. Deberían de unirse a algún club de literatura o artístico “.

Me fui a sentar a una de las bancas mientras mis padres iban donde los profesores y mi hermana partía a vender unas rifas para su viaje de estudios.

Pensar que con Catalina siempre planeamos formar parte de algún club literario, pero no, ya era demasiado tarde.

-¡Voy enseguida a la casa papá! Pero…- inspiró profundamente, sonaba increíblemente enojado– te digo que estoy en una actividad del colegio, si no me crees llama a mamá. ¡Sí, llámala! Me da igual que ustedes se estén separando, yo también tengo una vida – dijo exaltado y colgó el teléfono.

Era Antonio. No se había dado cuenta de que yo estaba escuchando. No había notado mi presencia hasta que nuestras miradas se cruzaron y su expresión malhumorada se relajó.

En un momento no sabía si decirme algo, pero al ver que era obvio nuestro intercambio de miradas se acercó..

-Hola – le dije y luego hubo un largo silencio incómodo.

Estaba muy nerviosa, no lo negaba. Me sentí como si hubiese estado intentando escuchar a hurtadillas.

Después de titubear unos segundo dijo:

-Hola –sentándose a mi lado- por lo que me moví unos centímetros a mi derecha para hacerle un espacio. Sinceramente me sorprendió que se sentara a mi lado cuando debía de estar vendiendo rifas al igual que mi hermana.

En realidad no debiese de importarme que un chico se me sentara al lado, pero mi cuerpo no me acompañaba en esto.

- Tú eres la hermana de María, ¿no? – dijo de algún modo para romper el hielo, sólo que no resultó porque me hizo enfadar un poco, ya que la gran mayoría de las personas me conocían por eso. ¿Acaso no podía decir “eres Abril, ¿cierto?”?

-Sí –dije lo más fríamente que pude.

-Tú…- se le notaba nerviosismo en la voz – ¿tú escuchaste la conversación?

-Emm.. – no sabía que decirle, pero en realidad no tenía motivos para mentirle – Sí – se tensó – pero sólo el final, no es que haya estado prestando atención específicamente, dije junto a una risa nerviosa.

-Mira, tú y yo no nos conocemos muy bien, pero te quiero pedir un favor no le cuentes lo que escuchaste a nadie – dijo en tono suplicante.

-Hey tú, tranquilo, no soy de las chismosas que le van contando lo que escuchan a la mitad del colegio.

-Me parece bien, lo que ocurre es que este colegio es muy pequeño y las noticias se saben rápido. Por cierto, mi nombre es Antonio – dijo tendiéndome su mano.

-Abril – dije estrechando la mía con la de él.

- Lindo nombre, poco usual, me gusta – dijo dedicándome una sonrisa.

- Mira, no soy buena dando consejos, pero entiendo lo que es tener problemas con los padres así que no te preocupes, no le contaré a nadie.

-Gracias – dijo un tanto aliviado - ¿Problemas con los padres?¿Tú? No pareces del tipo conflictivo.

-Lo que ocurre es que no me conoces – dije divertida – bueno, me voy antes de que mi padre empiece a hacer amigos entre los profesores y los invite a cenar.

-Cuídate – dijo con una sonrisa cálida.

-Si necesitas a alguien con quien hablar, acuérdate que afuera hay más gente que te puede escuchar- dije y al instante no pude creer lo que había dicho y me sonrojé.

-Lo tendré presente, eso te lo aseguro – dijo.

Me levanté del asiento y en cuanto empecé la búsqueda Antonio volvió a hablarme:

-¡Abril! Gracias de nuevo – dijo haciéndome una seña con la mano para que lo viese.

En realidad estaba sumamente nerviosa. Es obvio que a mi edad yo sienta una leve atracción por el sexo opuesto, ya que no podría ser más grande porque soy una persona un tanto solitaria, pero todo lo recién ocurrido me resultaba extraño.

Más encima, cambió todo prejuicio que tenía sobre él, ya que aunque pareciera que fuese una persona petulante y todos los rumores que acompañaban aquel adjetivo, se había comportado muy normal, incluso agradable.

Fui al lugar donde se encontraban mis padres y al rato nos fuimos a la casa.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Portada :)

OTRO CAP

Pense que quedo muy corto asi q aqui va el primer cap :)

CAPÍTULO I

“Las cosas no cambian; cambiamos nosotros”

Henry D. Thoreau

En casos familiares hay que analizar caso por caso.

Según los adolescentes

¿Qué clase de problemas tienen con sus padres?

*Como mis padres están separados, me utilizan de mensajero entre ambos.

*No me dejan salir a ninguna parte, lo que me molesta mucho.

*No me peleo mucho con mis padres, ya que no hablamos mucho.

*Con mi mamá discuto por cualquier cosa, ya que muchos días (la mayoría) se encuentra irritable, en cambio con mi papá me encantaría arreglar el tiempo perdido, ya que cuando yo era pequeña él no estaba muy presente.

*Mi mamá y yo nos peleamos, porque soy artista y ella no me entiende del todo. Me reta por rayar las paredes de mi habitación y me castiga muchas veces. Con mi papá no peleamos.

*Todos los problemas que yo tengo con mis papás son respecto a ellos y a su relación. Me cuentan todos sus problemas y me cuentan la historia de tal manera de que ambos terminan siendo los inocentes de la historia.

*Me peleo con ellos por cosas que pasan en el día a día y en desacuerdos que tenemos sobre pensamientos.

*Tengo problemas con mi papá, porque ya que al estar mis padres separados, él pasa mucho más tiempo con su nueva familia que conmigo y mis hermanos. Siento como si los prefiriese a ellos.

En relación a mi mamá, yo nunca le puedo ganar una discusión.

*Con mi papá tengo muchas peleas últimamente, ya que tengo muchos sentimientos encontrados respecto a él. Mi papá era un ejemplo de vida para mí y de una forma u otra me decepcionó cuando él y mi mamá se separaron por culpa de él.

*Por notas y por mis conductas (desordenada, por pensar diferente en muchas cosas). También porque en la casa sólo puede haber una mujer que mande y esa es mi mamá.

*Sobre los permisos, ya que yo ya soy lo suficientemente grande para salir a muchos lados y ellos cuando se enojan no me dejan salir.

*Me retan por no estudiar y en ocasiones por no hacer caso

Los conflictos y discusiones, aunque sean frecuentes, no tienen que ver con la personalidad de los padres ni con el de ellos. No es que no nos aprecien o no nos quieran más, sino que está relacionado con la necesidad de los adolescentes de independizarse y construir su propio proyecto de vida.”[1]

La adolescencia se percibe como una época tormentosa y emocionalmente agresiva, llena de enfrentamientos entre los adultos y los jóvenes, sobre todo dentro de la familia. Se considera una etapa en que se produce el desarrollo físico y los cambios emocionales más fuertes y rápidos en la historia de cada persona.”[2]

Según los sicólogos

¿Qué clase de conflictos se originan entre los padres y sus hijos durante esta etapa?

*Los problemas con los padres se dan porque existe un proceso de diferenciación con ellos para la constitución de una identidad propia. El adolescente desarrolla una oposición a sus padres para diferenciarse de ellos.

* Principalmente se generan conflictos relacionados con la comunicación y el cumplimiento de roles en la familia. Como ya sabemos, el adolescente busca su autonomía y su identidad, intentando diferenciarse de sus cercanos y más bien identificándose con sus amigos o grupos de pares. Los límites claros, la comunicación, la confianza son temas principales que pueden perderse si no son manejados comprensivamente por los padres, y si no existe un proceso de orientación claro en los adolescentes, por parte de ellos y de su familia directa, llámese a nivel afectivo, de contención emocional, social, de ayuda académica y sexual.

¿Cuál es la reacción de los adolescentes hacia esto?

*Conductas inadecuadas, reacción frente a las normas, confusión emocional, falta de identidad e identificación con figuras externas que no siempre son adecuadas para conformarla, enfrentamiento de los padres, menoscabo de la familia y de la autoridad de los padres, entre muchas otras.

Historia

Tres meses después…

-Abril, ¿¡Qué te ocurre!?- preguntó mi madre enojada. Obviamente ella no entendía.

-¿Qué me podría pasar? – respondí como si escupiese las palabras.

-¿Qué manera es ésa de responder? … ni… niñita vuelve aquí te estoy hablando.

Me dirigí a mi cuarto y cerré la puerta tras de mí, así dejando a mi madre atrás en conjunto con sus gritos furiosos y desesperados.

Al paso de una hora en la cual mi madre golpeó mi puerta frenéticamente y castigarme hasta la edad de 43 años, me escapé por el balcón y caminé hacia la plazoleta que quedaba cruzando la calle.

-Buenas noches – me saludó el guardia de la plaza.

-Buenas noches – respondí asintiendo con la cabeza.

Me senté bajo un farol en una banca solitaria, y me coloqué mis audífonos, dejándome envolver por la incesante música que retumbaba en mi cabeza.

Ya era invierno… Sentía como el frío me calaba los huesos, debería haber traído una chaqueta… pero en fin, ya no lo había hecho.

Necesitaba estar sola. Durante los últimos cuatro meses me había acercado a esa misma banca casi todas las noches, a pensar.

¿Sería lo correcto?

Hace cuatro meses contestarle a mis padres era algo impensable, al igual que a los profesores, pero ¿Qué era lo tan grave? Es mi vida ¿No?

Catalina, era mi mejor amiga y solía acompañarme hasta este sitio por las tardes, pero desde que empezamos a crecer y comenzaron las peleas, no hemos vuelto a salir juntas, ni a compartir un secreto ni nada por el estilo.

La vida es tan frágil, al igual que nuestras relaciones con las personas. Cualquier hecho puede destruir lo que se lleva construyendo durante años.

Las personas nacemos y pasamos la vida buscando nuestro camino, nuestra felicidad y creemos que el camino hacia nuestro objetivo muchas veces es la libertad. Desde que vengo aquí por las tardes me pregunto en repetidas ocasiones, ¿Será la forma correcta?

Miro la hora de mi reloj. Ya se empieza a hacer tarde, son casi las 8 y si mi madre no me encuentra para la cena no me imagino de qué color se llegará a poner.

No es que me guste hacerla enojar, pero simplemente siento que no me entiende en lo absoluto, que no entiende que necesito mi espacio, es como si no le interesara en lo absoluto.

Me paré de la banca y me dirigí a mi casa.

De camino vi pasar a Antonio. Obviamente no debe de haber notado mi presencia, no es que yo sea la chica más llamativa del mundo o algo por el estilo.

Es alto de pelo oscuro y de piel color mate. Sus ojos son de un café claro y no nos hemos llevado muy bien desde que lo conozco. Muchas niñas de mi escuela alucinan con Él, pero sinceramente su actitud soberbia opaca su atractivo.

Seguí caminando hasta mi casa y subí por el árbol hasta el balcón de mi habitación.

Me dirigí al baño para darme una ducha y al salir me puse el pantalón del pijama y una polera de tirantes.

Ésta se ajustaba bien a mi figura. Soy de contextura promedio, ni muy flaca ni rellenita. Mi pelo me llega hasta media espalda y es de color castaño, lo que contrasta con mi color de piel que es un tanto pálido. Mis ojos son de color café, sin embargo a la luz se ven de color miel. En realidad no soy nada del otro mundo.

Bajé justo a la hora de la cena y me encontré con mi padre entrando por la puerta de la casa.

La cena estuvo más calma de lo que pensé. Después de que mi madre me acusara de mi “mala actitud” con mi padre por más o menos diez minutos seguidos y me hizo creer que casi no tenía necesidad de respirar, ya que era una palabra tras otra y sólo escuchaba un bla, bla, bla, constante, mi hermana mayor habló sobre su día.

Aunque mi madre últimamente se enoje constantemente conmigo e intente convencer a mi padre de que se ponga de su parte, sé que me sigue queriendo, y sé que mi padre no le cree del todo las cosas que le dice mi madre, ya que lo exagera todo.

Mi padre, por otro lado, me entiende. Lo sé, ya que una noche cuando mi madre y yo tuvimos una gran pelea, se sentó en el borde de mi cama y me dijo:

-Cuando yo tenía tu edad, tenía problemas todo el tiempo con mi padre, pensaba que no me entendía, pero al pasar un tiempo me di cuenta de que él sólo quería lo mejor para mí y que no valía la pena pelearme todo el tiempo con él… – suspiró -. Me di cuenta de que estábamos del mismo lado, pero con perspectivas diferentes.

Hasta ese entonces yo había estado todo el tiempo con la cabeza enterrada en mi almohada y al decir esas palabras lo miré desconcertada.

-¿A qué te refieres? – le pregunté apoyándome en un brazo para mirarlo.

-Me refiero a que ambos pensábamos y buscábamos lo que creíamos mejor para mí – en ese instante me miró como si fuera un adolescente más y me hizo sentirlo más cercano que nunca y siguió– yo era muy terco al igual que mi padre, pero si te dice algo o intenta entrometerse en tu vida… créeme que no lo hace con malas intenciones, sino todo lo contrario. Hace lo mejor que puede, dijo refiriéndose en ese momento a mi mamá.

-Pero, papá, siento como si no me entendiera y como si ni siquiera lo intentara – me senté a su lado y me abrazó. Olía igual de bien que mi abuelo.

-Yo sentía lo mismo. La verdad es que tu madre y yo hacemos lo mejor que podemos, simplemente, la diferencia está en que yo entiendo lo que te ocurre en este momento. Las cosas con Catalina se van a arreglar, incluso si no siguen siendo amigas, todo va a mejorar, créeme. Como mi papá decía siempre, dale tiempo al tiempo.

Fue en ese momento en el que descubrí que mi padre y yo nos parecíamos más de lo que yo creía. Que a pesar de su fachada correcta y fría, era una de las personas más comprensivas que he conocido. Fue en ese momento en el cual él y yo compartimos un secreto y algo que nadie podía quitarnos ni tocarlo.

Mi hermana simplemente no se entrometía en mis problemas, y yo prefería que fuese de ese modo. María siempre fue de las que se hacen a un lado, porque claramente no le parecía mucho la idea de entrometerse en una disputa familiar y respetaba mucho su decisión.

Luego de la cena me fui a mi cuarto a ver una película, ya que a pesar de ser viernes y estar a mediados del año escolar, estaba castigada y sinceramente no tenía planes para esta noche.

Encendí el televisor y estaban mostrando los típicos programas de entrevistas de farándula que no me interesaban en lo absoluto. Mi madre me tenía prohibido usar el computador hace más o menos dos semanas atrás, por lo que mi noche no podía ser más aburrida.

Me senté en el borde de la cama y desde debajo de ésta saqué una caja en la cual yo guardaba mis recuerdos.

En ella había hasta un diente que le escondí al ratón cuando era pequeña, para asegurarme de que si era mágico iba a encontrarlo. Creo que desde que era pequeña me gustaba desafiar a las personas o a ... ¿“seres mágicos”?, no es algo a lo que mi mamá suela llamar “MALAS INFLUENCIAS” sino más bien era algo que yo creía, conformaba parte de lo que soy. Entre las cosas había un diario de vida que solía escribir de pequeña y de pronto vi una foto de Catalina y yo cuando éramos niñitas. Pensar que habíamos sido tan buenas amigas y ahora no nos dirigíamos la palabra. Ella cambió y yo cambié, no me daba cuenta de eso, más bien no quería verlo de esa forma, y me cerré tanto en aquella amistad y me esforcé tanto en intentar salvarla que al finalizarla por el bien de ambas, me di cuenta de que estaba sola sin nada más que yo misma (obviando a la familia).

Lo que ella me había hecho era imperdonable y luego de ello no nos hablamos más.

Cerré la caja, puse música y me dejé llevar por el sueño.



[1] http://psicopedagogias.blogspot.com/2008/03/problemas-que-pueden-atravesar-los.html

[2] Terapeuta José Jaime Martínez


pronto veran mas sobre taylor y josh