miércoles, 19 de octubre de 2011

OTRO CAP

Pense que quedo muy corto asi q aqui va el primer cap :)

CAPÍTULO I

“Las cosas no cambian; cambiamos nosotros”

Henry D. Thoreau

En casos familiares hay que analizar caso por caso.

Según los adolescentes

¿Qué clase de problemas tienen con sus padres?

*Como mis padres están separados, me utilizan de mensajero entre ambos.

*No me dejan salir a ninguna parte, lo que me molesta mucho.

*No me peleo mucho con mis padres, ya que no hablamos mucho.

*Con mi mamá discuto por cualquier cosa, ya que muchos días (la mayoría) se encuentra irritable, en cambio con mi papá me encantaría arreglar el tiempo perdido, ya que cuando yo era pequeña él no estaba muy presente.

*Mi mamá y yo nos peleamos, porque soy artista y ella no me entiende del todo. Me reta por rayar las paredes de mi habitación y me castiga muchas veces. Con mi papá no peleamos.

*Todos los problemas que yo tengo con mis papás son respecto a ellos y a su relación. Me cuentan todos sus problemas y me cuentan la historia de tal manera de que ambos terminan siendo los inocentes de la historia.

*Me peleo con ellos por cosas que pasan en el día a día y en desacuerdos que tenemos sobre pensamientos.

*Tengo problemas con mi papá, porque ya que al estar mis padres separados, él pasa mucho más tiempo con su nueva familia que conmigo y mis hermanos. Siento como si los prefiriese a ellos.

En relación a mi mamá, yo nunca le puedo ganar una discusión.

*Con mi papá tengo muchas peleas últimamente, ya que tengo muchos sentimientos encontrados respecto a él. Mi papá era un ejemplo de vida para mí y de una forma u otra me decepcionó cuando él y mi mamá se separaron por culpa de él.

*Por notas y por mis conductas (desordenada, por pensar diferente en muchas cosas). También porque en la casa sólo puede haber una mujer que mande y esa es mi mamá.

*Sobre los permisos, ya que yo ya soy lo suficientemente grande para salir a muchos lados y ellos cuando se enojan no me dejan salir.

*Me retan por no estudiar y en ocasiones por no hacer caso

Los conflictos y discusiones, aunque sean frecuentes, no tienen que ver con la personalidad de los padres ni con el de ellos. No es que no nos aprecien o no nos quieran más, sino que está relacionado con la necesidad de los adolescentes de independizarse y construir su propio proyecto de vida.”[1]

La adolescencia se percibe como una época tormentosa y emocionalmente agresiva, llena de enfrentamientos entre los adultos y los jóvenes, sobre todo dentro de la familia. Se considera una etapa en que se produce el desarrollo físico y los cambios emocionales más fuertes y rápidos en la historia de cada persona.”[2]

Según los sicólogos

¿Qué clase de conflictos se originan entre los padres y sus hijos durante esta etapa?

*Los problemas con los padres se dan porque existe un proceso de diferenciación con ellos para la constitución de una identidad propia. El adolescente desarrolla una oposición a sus padres para diferenciarse de ellos.

* Principalmente se generan conflictos relacionados con la comunicación y el cumplimiento de roles en la familia. Como ya sabemos, el adolescente busca su autonomía y su identidad, intentando diferenciarse de sus cercanos y más bien identificándose con sus amigos o grupos de pares. Los límites claros, la comunicación, la confianza son temas principales que pueden perderse si no son manejados comprensivamente por los padres, y si no existe un proceso de orientación claro en los adolescentes, por parte de ellos y de su familia directa, llámese a nivel afectivo, de contención emocional, social, de ayuda académica y sexual.

¿Cuál es la reacción de los adolescentes hacia esto?

*Conductas inadecuadas, reacción frente a las normas, confusión emocional, falta de identidad e identificación con figuras externas que no siempre son adecuadas para conformarla, enfrentamiento de los padres, menoscabo de la familia y de la autoridad de los padres, entre muchas otras.

Historia

Tres meses después…

-Abril, ¿¡Qué te ocurre!?- preguntó mi madre enojada. Obviamente ella no entendía.

-¿Qué me podría pasar? – respondí como si escupiese las palabras.

-¿Qué manera es ésa de responder? … ni… niñita vuelve aquí te estoy hablando.

Me dirigí a mi cuarto y cerré la puerta tras de mí, así dejando a mi madre atrás en conjunto con sus gritos furiosos y desesperados.

Al paso de una hora en la cual mi madre golpeó mi puerta frenéticamente y castigarme hasta la edad de 43 años, me escapé por el balcón y caminé hacia la plazoleta que quedaba cruzando la calle.

-Buenas noches – me saludó el guardia de la plaza.

-Buenas noches – respondí asintiendo con la cabeza.

Me senté bajo un farol en una banca solitaria, y me coloqué mis audífonos, dejándome envolver por la incesante música que retumbaba en mi cabeza.

Ya era invierno… Sentía como el frío me calaba los huesos, debería haber traído una chaqueta… pero en fin, ya no lo había hecho.

Necesitaba estar sola. Durante los últimos cuatro meses me había acercado a esa misma banca casi todas las noches, a pensar.

¿Sería lo correcto?

Hace cuatro meses contestarle a mis padres era algo impensable, al igual que a los profesores, pero ¿Qué era lo tan grave? Es mi vida ¿No?

Catalina, era mi mejor amiga y solía acompañarme hasta este sitio por las tardes, pero desde que empezamos a crecer y comenzaron las peleas, no hemos vuelto a salir juntas, ni a compartir un secreto ni nada por el estilo.

La vida es tan frágil, al igual que nuestras relaciones con las personas. Cualquier hecho puede destruir lo que se lleva construyendo durante años.

Las personas nacemos y pasamos la vida buscando nuestro camino, nuestra felicidad y creemos que el camino hacia nuestro objetivo muchas veces es la libertad. Desde que vengo aquí por las tardes me pregunto en repetidas ocasiones, ¿Será la forma correcta?

Miro la hora de mi reloj. Ya se empieza a hacer tarde, son casi las 8 y si mi madre no me encuentra para la cena no me imagino de qué color se llegará a poner.

No es que me guste hacerla enojar, pero simplemente siento que no me entiende en lo absoluto, que no entiende que necesito mi espacio, es como si no le interesara en lo absoluto.

Me paré de la banca y me dirigí a mi casa.

De camino vi pasar a Antonio. Obviamente no debe de haber notado mi presencia, no es que yo sea la chica más llamativa del mundo o algo por el estilo.

Es alto de pelo oscuro y de piel color mate. Sus ojos son de un café claro y no nos hemos llevado muy bien desde que lo conozco. Muchas niñas de mi escuela alucinan con Él, pero sinceramente su actitud soberbia opaca su atractivo.

Seguí caminando hasta mi casa y subí por el árbol hasta el balcón de mi habitación.

Me dirigí al baño para darme una ducha y al salir me puse el pantalón del pijama y una polera de tirantes.

Ésta se ajustaba bien a mi figura. Soy de contextura promedio, ni muy flaca ni rellenita. Mi pelo me llega hasta media espalda y es de color castaño, lo que contrasta con mi color de piel que es un tanto pálido. Mis ojos son de color café, sin embargo a la luz se ven de color miel. En realidad no soy nada del otro mundo.

Bajé justo a la hora de la cena y me encontré con mi padre entrando por la puerta de la casa.

La cena estuvo más calma de lo que pensé. Después de que mi madre me acusara de mi “mala actitud” con mi padre por más o menos diez minutos seguidos y me hizo creer que casi no tenía necesidad de respirar, ya que era una palabra tras otra y sólo escuchaba un bla, bla, bla, constante, mi hermana mayor habló sobre su día.

Aunque mi madre últimamente se enoje constantemente conmigo e intente convencer a mi padre de que se ponga de su parte, sé que me sigue queriendo, y sé que mi padre no le cree del todo las cosas que le dice mi madre, ya que lo exagera todo.

Mi padre, por otro lado, me entiende. Lo sé, ya que una noche cuando mi madre y yo tuvimos una gran pelea, se sentó en el borde de mi cama y me dijo:

-Cuando yo tenía tu edad, tenía problemas todo el tiempo con mi padre, pensaba que no me entendía, pero al pasar un tiempo me di cuenta de que él sólo quería lo mejor para mí y que no valía la pena pelearme todo el tiempo con él… – suspiró -. Me di cuenta de que estábamos del mismo lado, pero con perspectivas diferentes.

Hasta ese entonces yo había estado todo el tiempo con la cabeza enterrada en mi almohada y al decir esas palabras lo miré desconcertada.

-¿A qué te refieres? – le pregunté apoyándome en un brazo para mirarlo.

-Me refiero a que ambos pensábamos y buscábamos lo que creíamos mejor para mí – en ese instante me miró como si fuera un adolescente más y me hizo sentirlo más cercano que nunca y siguió– yo era muy terco al igual que mi padre, pero si te dice algo o intenta entrometerse en tu vida… créeme que no lo hace con malas intenciones, sino todo lo contrario. Hace lo mejor que puede, dijo refiriéndose en ese momento a mi mamá.

-Pero, papá, siento como si no me entendiera y como si ni siquiera lo intentara – me senté a su lado y me abrazó. Olía igual de bien que mi abuelo.

-Yo sentía lo mismo. La verdad es que tu madre y yo hacemos lo mejor que podemos, simplemente, la diferencia está en que yo entiendo lo que te ocurre en este momento. Las cosas con Catalina se van a arreglar, incluso si no siguen siendo amigas, todo va a mejorar, créeme. Como mi papá decía siempre, dale tiempo al tiempo.

Fue en ese momento en el que descubrí que mi padre y yo nos parecíamos más de lo que yo creía. Que a pesar de su fachada correcta y fría, era una de las personas más comprensivas que he conocido. Fue en ese momento en el cual él y yo compartimos un secreto y algo que nadie podía quitarnos ni tocarlo.

Mi hermana simplemente no se entrometía en mis problemas, y yo prefería que fuese de ese modo. María siempre fue de las que se hacen a un lado, porque claramente no le parecía mucho la idea de entrometerse en una disputa familiar y respetaba mucho su decisión.

Luego de la cena me fui a mi cuarto a ver una película, ya que a pesar de ser viernes y estar a mediados del año escolar, estaba castigada y sinceramente no tenía planes para esta noche.

Encendí el televisor y estaban mostrando los típicos programas de entrevistas de farándula que no me interesaban en lo absoluto. Mi madre me tenía prohibido usar el computador hace más o menos dos semanas atrás, por lo que mi noche no podía ser más aburrida.

Me senté en el borde de la cama y desde debajo de ésta saqué una caja en la cual yo guardaba mis recuerdos.

En ella había hasta un diente que le escondí al ratón cuando era pequeña, para asegurarme de que si era mágico iba a encontrarlo. Creo que desde que era pequeña me gustaba desafiar a las personas o a ... ¿“seres mágicos”?, no es algo a lo que mi mamá suela llamar “MALAS INFLUENCIAS” sino más bien era algo que yo creía, conformaba parte de lo que soy. Entre las cosas había un diario de vida que solía escribir de pequeña y de pronto vi una foto de Catalina y yo cuando éramos niñitas. Pensar que habíamos sido tan buenas amigas y ahora no nos dirigíamos la palabra. Ella cambió y yo cambié, no me daba cuenta de eso, más bien no quería verlo de esa forma, y me cerré tanto en aquella amistad y me esforcé tanto en intentar salvarla que al finalizarla por el bien de ambas, me di cuenta de que estaba sola sin nada más que yo misma (obviando a la familia).

Lo que ella me había hecho era imperdonable y luego de ello no nos hablamos más.

Cerré la caja, puse música y me dejé llevar por el sueño.



[1] http://psicopedagogias.blogspot.com/2008/03/problemas-que-pueden-atravesar-los.html

[2] Terapeuta José Jaime Martínez


pronto veran mas sobre taylor y josh

2 comentarios:

Jazmin dijo...

ME ENCANTO la nueva historia
esta bellisima...
sigue asi!
espero que publiques
pronto
besos

Luz.. dijo...

me gusta la nueva historia... suena muy interesante !!!!!
espero saber mas de taylor y josh... y de esta nueva historia...
besoss