CAPÍTULO 2
“Ser o no ser, esta es la cuestión”
William Shakespeare
¿Qué crees que es lo que más cambia en cada persona durante el proceso de adolescencia? ¿Cómo se reflejó eso en ti?
*La mentalidad, ya que aprendí a ser menos inocente y a abrir los ojos a como son las cosas en realidad.
*La personalidad, cada vez me vuelvo más enojona e irritable.
*El cuerpo y la personalidad, ya que uno madura mucho.
*La forma de pensar, ya que uno se vuelve más independiente
*La forma de ser y pensar, ya que uno se vuelve más independiente y quiere más permisos. Yo me volví más frío y eso lo sé porque cuando era pequeño yo expresaba mucho más mis sentimientos y ahora he perdido la capacidad de sentir tanto como antes.
*La mentalidad no cambió mucho, aunque obviamente no tengo la mentalidad de una niña de 5 años. A mi parecer los cambios físicos son más evidentes.
*Yo creo que en algunos casos la manera de pensar cambia y también la manera de proyectarse al futuro de uno mismo. El cuerpo a su vez también demuestra que ya no somos unos niños y es de lo que más cambia en la adolescencia.
*Lo que más cambia es el ambiente de cada persona. Se definen los gustos y también los grupos de personas con los cuales uno se junta. Otra cosa que cambia mucho es la percepción que uno tiene respecto a la vida.
*La mentalidad, ya que ahora me doy cuenta de las cosas que en realidad importan en la vida.
*La personalidad, carácter y forma de pensar, me volví más maduro y en la forma de actuar ante los demás.
*Lo que más cambia es el carácter y lo físico, antes era muy acelerado y no medía ningún riesgo.
Según los sicólogos
*Hay cambios a nivel afectivo, psicológico, biológico, intelectual y social (hormonales, crisis de identidad, etc.).
*Proceso de cambios físicos en la mujer: aparición senos y vello. Llega la menarquia (menstruación) y con ello cambios hormonales que afectan físicamente y psicológicamente al joven.
En el hombre cambia la voz, aumenta la testosterona, aparición de vello, también comienzan a sentir interés por el sexo opuesto, atracción.
* Durante la adolescencia se viven una serie de cambios a nivel biológico y psicológico. En el primero se vive la aparición de los caracteres sexuales secundarios, propios del cambio físico que se experimenta desde “ser un niño” a comenzar a sentirse adulto. Entre éstos encontramos el cambio de la voz en ambos sexos, la aparición de vellos, el crecimiento de los órganos genitales y reproductivos, el desarrollo de la musculatura, el aumento en la tonicidad y estatura, entre otros. En el ámbito psicológico se comienza el proceso de descubrimiento de la identidad personal, se desarrolla un pensamiento asociado a lo “hipotético-deductivo”, generándose así una flexibilidad mental, razonamiento abstracto y constructivo, entre otras características. Desde lo afectivo, el adolescente demanda cercanía emocional, presenta inestabilidad y busca el reconocimiento constante en las labores que realiza. En el ámbito social, se comienza a definir un grupo de interés en la participación, alejándose del núcleo familiar y buscando su independencia, aunque siempre ligado afectivamente a los padres.
Historia
Muchas veces al despertar me pongo a pensar de que quizás sigo soñando y de que al pasar el día, quizás estaba ya todo predestinado. A pesar de ese sentimiento me despierto cada mañana pensando que algo grandioso puede ocurrirme en el día, aunque los días sean completamente normales.
Me cepillé los dientes. Eran alrededor de las 10 a.m. y el olor a pan caliente inundaba mi habitación.
Bajé rápidamente las escaleras y al atravesar las puertas de la cocina sólo estaba mi madre preparando unos panqueques.
Seguía enojada, se le notaba en la mirada.
-Buenos días – dije de todos modos.
-Buenos días – me miró sorprendida como si no se lo hubiese esperado.
Me senté en silencio y me serví leche en un tazón. No sabía que decir para romper el incómodo silencio, pero como una vez leí en un libro, si no tienes nada bueno que decir, es mejor no decir nada.
-¡Buenos días! – dijo mi papá tan eufóricamente y de pronto, que incluso salté del susto.
-Buenos días – dijimos mi madre y yo al unísono.
-Hija, pero ¿Por qué aún no estás vestida? ¿Acaso no recuerdas que hoy hay una exhibición en tu colegio? – dijo mientras se sentaba.
-Se me había olvidado, me termino esto y subo a cambiarme – dije mientras comía lo más rápido que podía. Más bien succionaba.
Al terminar pedí permiso y subí corriendo las escaleras y me metí a la ducha rápidamente para luego tomar unos jeans y una polera larga.
Así tal y como si fuese una carrera bajé las escaleras con unas zapatillas en la mano.
Me las puse justo a tiempo para salir junto a mi familia directo al auto.
***
Caminamos hacia la puerta principal y mis padres tomaron unos folletos mientras yo corría a coger unos asientos para las presentaciones que se harían. Casi todos los actos eran artísticos.
Aunque habíamos llegado justo a tiempo, de igual manera había mucha gente, por lo que no me dio el tiempo para encontrar asientos enfrente.
Me senté en una esquina, junto al pasillo, mientras que cuidaba que nadie ocupara los asientos de mis padres y hermana.
Al rato llegaron y empezó el infaltable discurso del director del colegio.
De pronto por el rabillo del ojo pude ver que al otro lado del pasillo se sentó Antonio. En realidad nunca nos hablábamos, pero el conocía parte de mi historia y yo parte de la de él, pero no nos conocíamos en el sentido de hablar o… saludarnos.
Empezaron las presentaciones de baile. Al finalizar todos aplaudían como locos.
En un instante ocurrió algo impensable e inesperado, pillé a Antonio mirándome a escondidas, y no se por qué eso me causó una sensación reconfortante y de nerviosismo, por lo que pretendí que fue una simple coincidencia, pero luego ocurrió una y otra vez durante la presentación de canto y de poesía.
Finalmente se acabaron las presentaciones y los padres fueron a felicitar a los profesores al igual que el mío que no paró de decir “ ¡Qué fantástico! ¡Magníficas presentaciones! Uds. Deberían de unirse a algún club de literatura o artístico “.
Me fui a sentar a una de las bancas mientras mis padres iban donde los profesores y mi hermana partía a vender unas rifas para su viaje de estudios.
Pensar que con Catalina siempre planeamos formar parte de algún club literario, pero no, ya era demasiado tarde.
-¡Voy enseguida a la casa papá! Pero…- inspiró profundamente, sonaba increíblemente enojado– te digo que estoy en una actividad del colegio, si no me crees llama a mamá. ¡Sí, llámala! Me da igual que ustedes se estén separando, yo también tengo una vida – dijo exaltado y colgó el teléfono.
Era Antonio. No se había dado cuenta de que yo estaba escuchando. No había notado mi presencia hasta que nuestras miradas se cruzaron y su expresión malhumorada se relajó.
En un momento no sabía si decirme algo, pero al ver que era obvio nuestro intercambio de miradas se acercó..
-Hola – le dije y luego hubo un largo silencio incómodo.
Estaba muy nerviosa, no lo negaba. Me sentí como si hubiese estado intentando escuchar a hurtadillas.
Después de titubear unos segundo dijo:
-Hola –sentándose a mi lado- por lo que me moví unos centímetros a mi derecha para hacerle un espacio. Sinceramente me sorprendió que se sentara a mi lado cuando debía de estar vendiendo rifas al igual que mi hermana.
En realidad no debiese de importarme que un chico se me sentara al lado, pero mi cuerpo no me acompañaba en esto.
- Tú eres la hermana de María, ¿no? – dijo de algún modo para romper el hielo, sólo que no resultó porque me hizo enfadar un poco, ya que la gran mayoría de las personas me conocían por eso. ¿Acaso no podía decir “eres Abril, ¿cierto?”?
-Sí –dije lo más fríamente que pude.
-Tú…- se le notaba nerviosismo en la voz – ¿tú escuchaste la conversación?
-Emm.. – no sabía que decirle, pero en realidad no tenía motivos para mentirle – Sí – se tensó – pero sólo el final, no es que haya estado prestando atención específicamente, dije junto a una risa nerviosa.
-Mira, tú y yo no nos conocemos muy bien, pero te quiero pedir un favor no le cuentes lo que escuchaste a nadie – dijo en tono suplicante.
-Hey tú, tranquilo, no soy de las chismosas que le van contando lo que escuchan a la mitad del colegio.
-Me parece bien, lo que ocurre es que este colegio es muy pequeño y las noticias se saben rápido. Por cierto, mi nombre es Antonio – dijo tendiéndome su mano.
-Abril – dije estrechando la mía con la de él.
- Lindo nombre, poco usual, me gusta – dijo dedicándome una sonrisa.
- Mira, no soy buena dando consejos, pero entiendo lo que es tener problemas con los padres así que no te preocupes, no le contaré a nadie.
-Gracias – dijo un tanto aliviado - ¿Problemas con los padres?¿Tú? No pareces del tipo conflictivo.
-Lo que ocurre es que no me conoces – dije divertida – bueno, me voy antes de que mi padre empiece a hacer amigos entre los profesores y los invite a cenar.
-Cuídate – dijo con una sonrisa cálida.
-Si necesitas a alguien con quien hablar, acuérdate que afuera hay más gente que te puede escuchar- dije y al instante no pude creer lo que había dicho y me sonrojé.
-Lo tendré presente, eso te lo aseguro – dijo.
Me levanté del asiento y en cuanto empecé la búsqueda Antonio volvió a hablarme:
-¡Abril! Gracias de nuevo – dijo haciéndome una seña con la mano para que lo viese.
En realidad estaba sumamente nerviosa. Es obvio que a mi edad yo sienta una leve atracción por el sexo opuesto, ya que no podría ser más grande porque soy una persona un tanto solitaria, pero todo lo recién ocurrido me resultaba extraño.
Más encima, cambió todo prejuicio que tenía sobre él, ya que aunque pareciera que fuese una persona petulante y todos los rumores que acompañaban aquel adjetivo, se había comportado muy normal, incluso agradable.
Fui al lugar donde se encontraban mis padres y al rato nos fuimos a la casa.
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