martes, 17 de abril de 2012

Capítulo 5

“La amistad es el amor, pero sin sus alas.”

Lord Byron, Hours of Idleness: L’amittié

Según los adolescentes

¿Cómo se describirían a sí mismos?

En este período empiezan las diferencias e inseguridades, consecuencia de que el cuerpo cambie.

*Soy muy tímido y un poco inseguro, pero energético para hacer todas las cosas.

Soy sociable pero dependiendo de la ocasión, porque si me siento incómodo soy muy introvertido. A pesar de todo siempre estoy feliz y tiene que pasarme algo muy fuerte para estar deprimido.

*Me considero maduro y tranquilo.

*Simpática, alegre y extrovertida.

*Soy muy ansioso e inseguro.

*Torpe, tranquila, creativa y simpática.

*Tranquilo, creativo y en muchas ocasiones inseguro.

*Insegura, tranquila, tímida y callada, pero a pesar de todo eso soy feliz.

*Inseguro, sociable, amigable y también explosivo.

*Frío, creativo, deportista y maduro cuando lo amerita.

*Sensible y me cuesta mucho demostrar mis sentimientos.

* Extrovertida, enojona, segura y simpática.

*Perseverante, solidario y simpático.

Lo anterior muestra las diversas personalidades y parte de la individualidad de cada persona, pero respecto a las diferencias, concuerdan en lo mismo la mayoría: las inseguridades.

Precisamente las inseguridades son las que provocan que los adolescentes cometan errores. Al ser un proceso de transición entre adulto y niño, adquieren muchas responsabilidades que antes eran inexistentes.

Esto nos lleva a que la mayor parte de los adolescentes, como se pudo ver en el capítulo uno, presentan los mismos problemas con sus padres, o al menos los que tienen padres separados difieren tan sólo en ciertos aspectos.

Muchos adolescentes pelean con sus padres debido al tema de los permisos de salida, y los con padres separados en variadas ocasiones se llevan la carga de los problemas de sus propios padres.

Otra pregunta para los sicólogos fue :

¿Qué aspectos influyen en el desarrollo de la personalidad de la persona?

*Es una respuesta un tanto amplia y compleja, pero intentaré resumirla. Algunos aspectos de importancia en la construcción de la personalidad se relacionan con una constante tensión entre herencia y ambiente. Dentro de los factores de herencia podemos mencionar el temperamento, con el cual se nace, y que mediante el carácter se va desarrollando hasta alcanzar, probablemente al definir nuestra identidad en la adolescencia, en una personalidad definitiva. Dentro de la experiencia ambiental podemos reconocer la relación con los padres, la socialización a través del colegio y redes cercanas de convivencia (familia cercana, medio donde vive, etc.). También se puede asociar a medios externos que influyen en el tema, por ejemplo, la televisión. La familia toma un rol relevante, por medio de la crianza, en la conformación de una personalidad apropiada y adaptada para la vida.

Historia

Los días pasaron rápido hasta el viernes.

Antonio me había agregado a su lista de contactos y habíamos intercambiado números, pero no habíamos hablado mucho más que eso.

Desde que lo empecé a conocer comencé a ver también las cosas buenas a la vida. Mis padres estaban juntos y se amaban, tengo una buena situación económica, tengo una hermana que me quiere, aunque no me ayude tanto en el paso por la adolescencia.

Faltaban tan sólo unos minutos para que acabase la última hora de clases de la semana.

Desde que había ocurrido la pelea con Catalina, lo único que ocasioné fue desquitar toda mi rabia con todos los que me rodeaban.

Al intentar que mi naturaleza aflorara, también hice cosas de las cuales no me enorgullezco, tales como responderle de mala forma a mis profesores, pero todo era por demostrar algo a alguien que simplemente no valía la pena.

¡Riiiiiiing! – ese sonido indicaba el final de la clase –

Tomé mis cosas y me dirigí a la salida.

Justo entonces me llegó un mensaje:

-Te espero en la

Puerta principal

Antonio

Me apresuré desconociendo la razón. Al llegar mi corazón comenzó a latir a mil por hora.

-Vamos – dijo sonriente.

Me señaló su bici, la cual tenía unos soportes para llevar a otra persona.

Me aferré a su cintura. Simplemente sentirlo cerca me reconfortaba. Su aroma me embriagaba y aunque mi corazón era como una tormenta imparable, me mantuve serena.

Nos dirigimos a través de las calles hasta llegar a un sitio que jamás había visto en mi vida, a pesar de haber vivido siempre en el sector. Era un jardín infantil, con puertas de colores y muchas plantas.

-Aquí conocí a mi mejor amigo – dijo con la mirada perdida.

Nos bajamos de la bici y caminamos bordeándolo.

-Aunque ahora no seamos mejores amigos suelo venir aquí y recordar los buenos tiempos – en ese instante se volvió a mirarme - ¿Por qué será que a medida que pasan los años la gente se distancia y cambia?

-No.. no lo sé – dije aclarándome la garganta.

-Te traje aquí para que veas que no eres la única que ha perdido a grandes amigos. Mira a tu alrededor – dijo amable – Mira como esos niños corren y se ríen como si nada en el mundo fuese terrible. La gente cambia, en unos años más ellos - dijo apuntando a un grupo de niños – probablemente ni siquiera se acordarán como se llaman los niños que están a su alrededor.

Sabía que tenía mucha razón, pero era inevitable sentir un vacío en mi interior. Tenía miedo y no quería admitirlo. Quizás esa era la razón de mi soledad. Tal vez el miedo a volver a confiar, me había aislado del mundo. Catalina no iba a ser ni mi última ni única mejor amiga en el mundo. Cambiar es inevitable, ya que todos nos vamos a tener que definir en algún momento.

-Tienes toda la razón – dije luego de un instante en tono neutro.

-Ahora, vamos a otro lado – dijo con una gran sonrisa que a su vez me la contagió.

Nos volvimos a subir a la bicicleta y fuimos a una heladería.

-¿Qué sabor te gusta? – me preguntó.

-Mmmm… - eché un vistazo a la vitrina de helados. – Manjar .

-Está bien, espera aquí. – dijo y fue a la caja a pagar dos helados.

Yo me quedé cuidando la bicicleta y mirando a los alrededores. En frente había una plaza; a la derecha de la heladería una tienda de mascotas; a la izquierda, un sitio de juegos y boliche.

Cuando volvió con los helados nos fuimos a sentar a la plaza.

-Te voy a contar algo que me ha tenido feliz todos estos días - dije yo.

-Dime – dijo lamiendo su helado de chocolate.

-Me disculpé con mi madre y me levantó el castigo – dije reprimiendo un grito de alegría.

-¿Es en serio? - dijo igual de alegre que yo – Eso es magnífico.

Me abrazó y eso me llenó aún más de alegría.

-Y tú, ¿Cómo vas con el asunto de tus padres? – dije poniéndome seria.

-Bueno, luego de hablar contigo el otro día tuve mucho tiempo para pensar. ¿Te acuerdas que me preguntaste si yo había hablado con ellos respecto a lo que me molestaba? – yo asentí – bueno, hablé con ellos, y nos reunimos los tres. En el momento nos peleamos, pero luego notaron que yo tenía la razón y prometieron ocuparse de sus problemas sin entrometerme a mí.

-Eso es buenísimo – dije dedicándole una sonrisa. – A propósito, este helado está muy rico. – y le dí otro lengüetazo al barquillo.

-Tienes un poco de helado en la nariz – dijo pegando una estridente carcajada.

Se comenzó a acercar poco a poco y mi corazón dio un vuelco. Mis manos comenzaron a sudar aunque en realidad estuviesen secas y sentí una corriente eléctrica cruzar mi espina dorsal.

Con su dedo me quitó el helado de la punta de la nariz y se lo lamió.

-Sabe bien – dijo sonriendo abiertamente.

-Mmmm si sé – dije un tanto embobada.

- ¿Te pasa algo? Te noto un poco nerviosa - ¿Es mi idea o eso fue muy directo? Está bien, lo admito, estaba nerviosa, pero no me consideraba una persona evidente.

Reí sarcástica para que no se notase tanto.

- Eres tan chistoso Anthony - ¿Qué me pasaba? ¿Anthony? ¿Es en serio? Sólo fui capaz de sonreírle.

-¿Anthony? – rió – eres cómica – dijo con una sonrisa coqueta. De pronto como que lo sentía más cerca, ¿qué pretendía? - ¿te incomodo? – preguntó.

-No, en lo absoluto, es sólo que… - no podía formular la frase – que … que –estaba tartamudeando – Soy un poco alérgica a estos árboles – dije dubitativa.

-¿Me lo afirmas o me lo preguntas? - dijo Antonio divertido.

- Mejor caminemos un rato- dije yo para cambiar el tema.

Cuando íbamos caminando, él se me acercó un poco.

En realidad estuvimos un buen momento en silencio lo que por un lado me incomodó, pero por el otro me dio mucho en qué pensar.

Nunca había sido del tipo superficial, pero tenía que admitir que Antonio era muy bien parecido.

Tampoco solía ser la típica adolescente que se desvela pensando si el chico en el cual está interesada piensa en ella. Esta vez era diferente. Diversas emociones afloraron en mi ser y sentí unos nervios nuevos y extraños que me erizaron los cabellos del cuerpo.

Antonio se me apegó un poco más, cosa que no me incomodó.

Cuando transcurrió algún tiempo él decidió romper el hielo.

-Abril – dijo mirándome a los ojos – me encanta que seamos amigos – detrás de esas palabras podía notar que escondía algo. No sabía bien qué, pero no era algo malo.

- A mí igual – dije unos cuantos tonos por encima de mi voz habitual, lo que me sobresaltó.

- Se siente tan bien tener alguien con quien hablar… - dejó la frase inconclusa y acto seguido unió su mano con la mía.

Pude notar sus nervios al contacto, pero no eran mayor que los míos.

Mil y un preguntas comenzaron a rondar por mi cabeza.

¿Me encontrará atractiva? ¿Pensará que soy interesante?

Luego de unos minutos, mi cabeza se calmó y pude empezar a vivir el momento.

-Yo creo que si no hubiese hablado contigo, seguiría con la misma conducta de antes en relación a mi madre.

- Yo creo que si yo no hubiese hablado contigo, no me hubiese dado cuenta de lo mal que estaba mi relación con mis padres – dijo después de mí.

-¿Puedo contarte algo que no se lo he contado a nadie? – pregunté ansiosa.

Tomamos asiento bajo la sombra de un árbol.

No sé por qué razón, pero confiaba en él. No sé como fue que sucedió, pero tenía un presentimiento de que me entendería.

Y así ocurrió.

Le conté todo. Inclusive que yo sentía cosas por Sebastián – algo que lo puso un tanto incómodo, pero lo sobrellevó bien. Le dejé en claro que aunque esas cosas habían sucedido en el pasado, y que no era bueno quedarse pegada en él, el pasado formaba parte de mi presente.

Él tan sólo me escuchó y asintió sin decir nada hasta que terminé.

-Ellos no merecen que tu muestres que no eres quien ellos creían. Tú vales más que eso. – Se acercó más a mí.

Menos mal que me estaba haciendo buena en ocultar mis nervios y ¿sentimientos?

-Catalina no vale tu pena, ni que alejes a todos a tu alrededor – dijo tiernamente – y para qué hablar de ese tal Sebastián – dijo como si escupiese las palabras – es un cretino y eso de jugar a dos puntas no es algo que hagan los hombres.

-Me hace tan bien hablar contigo. Me subes el autoestima – dije riendo y acto seguido, él me acompañó en lo mismo.

- Pero hablando en serio – dijo él – siento que ustedes se deben una conversación, por algo de dignidad, no para recuperar su amistad. Tienes que decirle que las cosas que ella hizo estuvieron mal y también le puedes decir algo para que sienta culpa, como “yo confiaba en ti y me defraudaste”.

-Me parece, pero siento que aún no estoy lista para enfrentarla, porque ella me hizo mucho daño. Si sé que suena muy estúpido el pelearse por un hombre, pero para mí fue mucho más que eso.- Tomé una bocanada de aire. – Fue su intención lo que me molestó. Algo poco ético y que las amigas no se hacen entre sí. Me traicionó a mí, a nuestra amistad y a mi confianza, algo que no va a recuperar nunca por completo.

-“Perder la confianza es como cortar un papel en mil trocitos y lanzarlos al viento… nunca recuperas todos los trozos” – citó Antonio. –Una frase que solía decir mi abuelo.

-Es muy bella.- dije.

Esas palabras fueron las últimas en un buen tiempo. Pero el silencio ya no era incómodo, sino que me sentía bien con el solo hecho de saber que él estaba ahí acompañándome. Era reconfortante saber que él estaba ahí para mí. Yo apoyada en su hombro y nuestras manos entrelazadas.

Cuando comenzó a atardecer nos levantamos y nos subimos a su bici.

Nos fuimos zigzagueando entre las calles hasta que llegamos a la zona que yo conocía. Me preguntó cuál era mi dirección y le respondí. En menos de 10 minutos ya estábamos en la puerta de mi casa.

Me bajé del asiento y solté mis brazos de alrededor de su cintura.

-Te llamaré y tú sabes que puedes mandarme un mensaje cualquier cosa. Manda un S.O.S si es muy urgente – dijo bromeando.

-Lo mismo digo – dije riendo.

Nos despedimos con un beso muy cerca de la comisura de los labios, lo que aceleró mi corazón a mil por hora.

Entré en la casa sin hacer mayor alboroto y subí a mi habitación a escuchar música.

Cerré los ojos para así, poder revivir todos los momentos de la tarde con Antonio.

Cuando estaba recostada en mi cama llegó mi madre.

-Tienes visita – dijo extrañada.

Al ver quién estaba entrando a mi habitación, me dieron ganas de gritar. Sólo quería que se fuera lejos y que no regresara nunca.

-¡Fuera! – grité alterada.

Sentía como si todo lo que tocase estuviese sucio. Obviamente era Catalina. Era como una ladrona en mi casa.

-Por favor escúchame, es importante – dijo afligida, pero en realidad yo no le creía ni una palabra.

Luego de lo genial de mi día, no quería que nadie se entrometiera en mi felicidad, menos ella.

-Te doy un minuto – dije lo suficientemente molesta que hasta mi madre se asustó.

-Sé que a la última persona que deseas ver es a mí, pero en verdad necesito a alguien con quien hablar y no se me ocurrió ir a otro lado que no fuese tu casa. – Me molestaba que pensara que yo iba a estar ahí para ella, cuando ella no estuvo ahí para mí, pero por algo que no comprendo la seguí escuchando.

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no publique en meses y mil disculpas.. les dejo dos capitulos.. les subire el resto y le dare un final a la historia de Taylor y Josh, lamento haber estado ausente, pero mi vida se transformo en una especie de teleserie, y se me quitaron las ganas de seguir escribiendo porq encontre que era muy vacía, como superficial, ya que la empecé hace años y nunca le di un final, y ahora q estoy más grande ( no es q sea la más madura de el mundo, todo lo contrario) me doy cuenta de que hay cosas más importantes.. lo lamento si me ausenté mucho tiempo. las quiero a todas

1 comentario:

Karina dijo...

Hola!
Yo te seguía de hace mucho tiempo y puesnla verdad te entiendo muy bien... Hace yo dos o tres años escribía una 'novela' en dónde la protagonista era yo; sin embargo al ir madurando, creciendo como persona, comienzas a darte cuenta de lo que en realmente importa, comienzas a deducir las consecuencias de tus actos...

Me encanta como va lo que estas escribiendo; me siento muy identificada pues a pesar del tema adolescente y todo eso, yo tenía una amiga llamada Catalina ;( sucedió algo parecido que con la 'Catalina' de tu historia