Notar que todo está mal y que siga estando mal.
Impotencia
eso es lo que es
no lograr entender en qué momento todo se pudrió tanto y estar ahí, en la incertidumbre de no saber cuando se acercará el fin.
Nos amarramos a la situación favorable de la resurrección.
Se creen tan católicos y no practican lo predicado.
¿qué es el perdón cuando hay tanta ira?
Nos miramos las caras y seguimos sin lograr ver en nuestras almas… la pureza es efímera y el concepto bueno o malo se borra, se desvanece.
Es ver que la chimenea se apaga y no ponerle más leña. Estar en medio de una carretera y estar casi sin gasolina y abandonar , pedir que te lleven y sin siquiera intentar empujar un poco más, porque tan sólo a unas cuadras había una gasolinera.
Es rendirse, es bajar los brazos, es no querer intentar.
Algunos le llaman comienzo nuevo. Otros le llaman evolución, y está bien, es válido, pero ¿en qué momento se tomo aquella determinación?
Ahí estaba Elena, mirándose la punta de sus zapatillas sucias por algún pisotón que le dio el bautizo cuando estaban nuevas. Hacía calor, lo que contrastaba con la sensación de vacío que ocupaba todo el espacio. Sí, hubiese sido óptimo que lloviese pero la realidad era otra y esta historia debía ser contada en una situación igual de inadecuada.
Palabras no dichas, sentimientos ocultos, máscaras frente a un mundo cínico que tiembla dentro de sí, que se quema por dentro del solo miedo de pensar que pueden ser abandonados.
Elena tenía muchos pensamientos en su interior, quería gritar pero no era ni el momento ni el lugar. Toda su familia se encontraba a su alrededor y tal y como buen cliché se sentía sola.
A sus 16 años creía haber encontrado la amistad y el amor, pero al toparse con un quiebre inevitable ( o eso sentía que se avecinaba) logró que aquellos pensamientos se comenzaran a alojar en su interior.
Un escudo que cree proteger el no ser dañado. Un viaje en busca de llenar un vacío que dentro del alma solo puede ser cubierto por amor… amor en uno mismo, buscar en otros lo que uno tiene dentro.
Elena realmente no entendía que comenzaba a ocurrir con la gente que la rodeaba. Un día todo estaba bien y al otro la intuición le indicó lo contrario. La distancia entre ella y quienes la rodeaban cada vez se hacía más grande y ella ya no sabía si dejarlo pasar o intentar aferrarse. Cualquiera que hubiese sido su decisión ,el final sería el mismo, lo sentía en su interior como una verdad absoluta que la carcomía y que no la abandonaba ni en su estado de sueño.
¿Cuándo será el día en que seamos capaces de vivir sin remordimientos, transparentes?
Un cristal a punto de ser quebrado, algo que comienza a hostigar y que trepa por nuestro interior y nos dice ya basta ya fue suficiente.
Ella sabía que la dependencia en los otros no era lo que le correspondía, sin embargo comenzó a depender día a día más de ese grupo: Francisco con sus bromas sarcásticas, Sebastián con su risa contagiosa y sus abrazos reconfortantes, Gonzalo con sus rulos que rebotaban y el chiste en la punta de la lengua, Aranza con sus caras de loca e ideas inapropiadas en situaciones inconvenientes y por supuesto Lucas, su mejor amigo que parecía cada vez más un extraño para ella.
Crecer... Eso debía ser. Al fin y al cabo esa era la explicación que todos le daban. Elena poco a poco comenzó a apartar la mirada de sus zapatillas y conversar con sus familiares.
La máscara invisible cubrió su rostro y todo volvió a estar bien.
lunes, 16 de diciembre de 2013
Capítulo 7
“Ámame cuando menos lo merezca, ya que será
cuando más lo necesite”
Anónimo
Según sicólogos
¿En tú
opinión, cuál es el ambiente más propenso para que un adolescente se desarrolle
bien?
En uno con límites claros,
reglas definidas, en el cual los padres actúen en bloque de democracia en la
toma de decisiones importantes en las que él esté involucrado.
Un ambiente en el que haya diálogo y en el que él pueda manifestar sus
dudas inquietudes y que éstas sean escuchadas y atendidas.
El mejor estilo de crianza es el democrático, en el que el niño tenga
participación, pero que hayan límites con amor y que él se haga responsable, a
su vez, de sus actos y decisiones en un ambiente armonioso, donde exista
respeto y amor. También debe de haber tolerancia y un diálogo democrático.
¿Qué le
dirías a un adolescente, que vive en una situación en la cual sus padres se
están separando y al individuo en cuestión se le involucra en los problemas de
los mismos padres?
Le diría que es difícil probablemente que sus
padres se estén separando y que ellos pueden sentir que fracasaron y que es
probable que uno de ellos siga amando al otro, por lo que todo se vuelve más
complejo.
Al adolescente le diría que lamentablemente ellos
están enojados el uno con el otro (dolidos) y que en ese momento les cuesta
asumir responsabilidades y que están buscando cariño que reemplace el del
antiguo ser amado.
Un consejo sería que el niño hablase con ellos y
les hiciera ver que así como él puede ver el dolor que hay detrás de sus actos,
el que lo pongan a él en medio lo llena de pena y lo hace sufrir mucho, ya que él
los quiere a ambos y que si ellos se van a llevar mal , que peleen entre ellos
y que lo dejen fuera de eso.
A los padres
les haría ver y entender el daño que le hacen a su hijo al ponerlo en medio y
hacerlo elegir entre ambos. Les explicaría la difícil etapa por la cual
transita su hijo, en la que necesita seguridad básica y contención. Es
fundamental para consolidar su identidad que se desarrolle en una buena
situación. Les haría tomar conciencia de las nocivas consecuencias que puede
tener la triangulación a la que lo someten y que los problemas deben de intentar
arreglarlos entre ellos. Lo más importante es darles a entender que los demás
intentan comprender por lo que pasan y las frustraciones que sienten al pasar
por una separación.
Historia
Al volver a mi casa, ya habían
cenado todos.
Esperaba que mi madre me castigara
por llegar tan tarde, pero en cambio sucedió algo que me sorprendió.
-Hija – dijo mi madre desde el
sillón de la sala – te guardamos panqueques.
Me ¿sonrió?
Yo esperaba que me retara por
llegar tan tarde, pero me sorprendí encontrarla sentada junto a mi padre viendo
televisión de lo más normal.
Me dirigí a la cocina y sonreí al
ver que habían dos panqueques guardados junto a un vaso de leche.
Me hizo recordar mi niñez.
Crecer apesta. Si tan sólo pudiera
ser como Peter Pan, pero esas cosas sólo ocurren en los cuentos.
Mi madre entró en la cocina.
-Te los preparé de manjar – dijo
con una sonrisa.
Me levanté y la abracé.
En un inicio se sobresaltó, pero
al instante me lo devolvió.
-¿Qué ocurre? – preguntó.
-Me acordé de cuando era pequeña y
me preparabas panqueques.
-¿Quieres que ponga música? –
preguntó graciosa y fue como si tuviese 15 años menos.
Asentí.
Nos pusimos a bailar y aquello es
de los mejores recuerdos que guardaré en mi memoria por el resto de mi vida.
Por aquel instante fue como si los
problemas no me alcanzasen , pero luego recordé lo que había hablado con Toño
en el parque.
-Mamá, tengo que hablar contigo
sobre algo – le dije luego de un rato.
-¿Qué sucede? – dijo bajándole el
volumen a la música.
-Sé que hablamos al respecto, pero
siento como si estuvieses decepcionada de mí.
-No es eso, simplemente me cuesta asimilar
que ya no eres mi bebé – me dijo dulcemente y noté que decía la verdad.
-Sé que cambié, y estoy contenta
con lo que soy ahora- dije.
-Mientras tú seas feliz yo también
lo seré desde hoy en adelante. Pero creo que tenemos que tomar acuerdos en
relación a los permisos y horas de llegada.
-Bueno.
Me quedé tranquila en relación al
tema de mi madre y me fui a mi cama ya exhausta. En el día habían ocurrido
muchas cosas.
Narra Antonio
Me despedí de Abril y me dirigí a
mi casa.
En la entrada noté que estaba el
auto de mi padre.
-¡Ándate! Déjame a mí y a mi hijo tranquilos de una vez y ándate con tu
nueva mujer – gritaba mi madre furiosa desde el interior de la casa.
Estaba harto de sus peleas.
Pensar que la había pasado
fenomenal hoy, y llegar a la casa donde se supone todo debe ser tranquilo y
encuentro a mis padres peleando nuevamente.
-¡También es mi hijo! –Gritaba de vuelta mi padre.
Entré enfadado a mi casa.
-¿No era que no se pelearían más
en esta casa? – les dije molesto.
Ambos me miraron atónitos.
Obviamente no se esperaban que yo
entrara a la casa.
-¿Eh? – los miré fijamente a ambos
- Estoy harto de sus pelas, porque si no lo notan, me hieren. Toda mi vida
acostumbrado a que estén juntos y de un momento a otro se separan. Me duele,
¿No lo entienden? – les pregunté
sumamente enojado.
-Hijo, no fue nuestra intención
que nos escucharas – dijo mi padre.
-Pero lo hice – lo interrumpí – y
el tema no es que lo escuche o no, el tema es que lo hacen. Si miran fuera de
su burbuja, pueden notar que el mundo sigue girando.
-Tampoco es necesario que me
hables en ese tono – reprochó.
-En verdad papá, ustedes son muy
injustos, porque ni siquiera puedo hablar con alguien sobre esto, por la imagen
que ustedes quieren proyectar- miré a mi madre y tenía lágrimas en los ojos.
No quería agrandar más el
problema, pero me habían agotado con sus peleas.
-Discúlpanos hijo– dijo mi padre.
-Los disculpo si me prometen que
no van a pelear más en esta casa – los miré y ambos accedieron.
-No te queremos herir hijo, tienes
que tenerlo claro – dijo mi madre un poco más tranquila. – Nosotros te amamos.
-Tu madre tiene razón – accedió mi
padre.
-Gracias – les dije a ambos y me
dirigí a mi habitación a escuchar música.
***
Al día siguiente me levanté
temprano.
No sé por qué razón quería ver a
Abril, pero sin pensarlo dos veces le mandé un mensaje de texto.
-Estás ocupada hoy?
Al instante recibí un mensaje de
vuelta.
-No, hagamos algo?
Yo pensaba invitarla, pero se me
adelantó.
-Bueno, quieres ir
al cine hoy?
Me respondió que si y acordamos de
juntarnos cerca de las seis allí.
Narra Abril
Me puse muy nerviosa al recibir
los mensajes.
-Mamá, me invitaron al cine ¿Puedo
ir? – le pregunté intentando ocultar mi ansiedad, pero obviamente no resultó.
-¿Quién te invitó? – dijo
intrigada.
-Un amigo – me sonrojé.
-¿Qué amigo? – dijo notando que me
gustaba.
-Antonio- dije imitando la forma
en que lo decía.
-¿Él no va en el nivel de tu
hermana? – dijo recuperando el tono de voz normal.
-Sí – me sonrojé aún más.
-Es un buen niño, aprobado – en
realidad no buscaba que lo aprobara, pero mucho mejor si lo hacía.
-¿Me dejas ir o no? – le pregunté.
-Pero claro – me dijo sonriente –
y ¿Qué piensas ponerte?
-Lo que llevo puesto – le dije
como si fuese obvio.
-¡ESTÁS LOCA! – me dijo como si
fuera una broma - ¿Por qué no te pones un vestido?
-¿Qué importa lo que me ponga si
dentro del cine está todo oscuro? – le dije entre risas.
-Luego de almorzar yo te ayudaré a
prepararte – dijo dándolo por sentado.
***
Luego de estar alrededor de hora y
media arreglándome, pude salir del baño.
En realidad encontraba que era
innecesaria tal producción, ya que dentro del cine todo iba a estar oscuro,
pero al momento de mirarme en el espejo recibí una gran impresión.
Me veía hermosa – aunque pareciera
narcisista – mucho más que Catalina u otras niñas de mi colegio.
Me puse una falda blanca con una
polera azul. Mi madre me maquilló y me peinó. En los pies me puse unas
sandalias y encima me puse un chaleco blanco.
Mi mamá me fue a dejar al cine y
al llegar me despedí de ella.
Entré al recinto, el cual tenía
techos altos y en las paredes estaba la cartelera de las películas. A la
derecha estaba la boletería y a su lado el sitio donde vendían comida.
De pronto alguien me tapó los
ojos.
-¿Quién es? – preguntó Toño.
-Toma la cartera, pero no me hagas
nada – dije riendo.
-Ja, ja, chistosita – dijo riendo.
-Antonio? – dije como si no fuese
obvio.
Me soltó y me saludó con un beso
en la mejilla.
-Te ves muy linda – dijo abriendo
los ojos.
-Gracias – me ruboricé un poco.
-¿Qué película quieres ver? – me
preguntó.
- Esa – apunté la cartelera de una
película que parecía chistosa.
-Espérame – se dirigió a la
boletería y pude notar lo que llevaba puesto.
Estaba usando unos jeans
desgastado, un chaleco escote en V de rayas negras y grises y unas zapatillas
blancas con gris.
En realidad se veía muy bien, lo
que hizo que volviese a ruborizarme cuando me pilló mirándolo. Luego fue a
comprar cabritas y dos bebidas.
-¿Cuánto te debo? – le pregunté
dispuesta a pagarle la mitad.
-Nada – dijo sonriéndome.
-¿Cómo nada? Déjame pagar las
cabritas que sea- dije pero me
interrumpió.
-¡Hey! Yo te invité, déjame pagar
– me dijo para luego caminar hacia la entrada.
Nos sentamos en unas butacas en el
centro de la sala.
La película estaba por comenzar, por
lo que bajaron las luces.
Estaba muy nerviosa, pero agradecí
a Dios que la película empezara rápido.
Cuando estaba sacando cabritas,
sin querer nos rozamos las manos, pero ninguno de nosotros las retiró.
La película resultó ser de
suspenso, por lo que me asusté en algunas partes y él me abrazó, lo que hizo
que mi corazón se acelerara, pero al instante noté que no sólo era mi corazón
el que latía rápidamente, sino que el de él estaba igual o incluso más
acelerado.
Nos tomamos de la mano y en verdad
sentía que la alegría se desbordaba por cada uno de mis poros.
Hace mucho que no me sentía tan
feliz.
En el momento en que los
protagonistas de la película se besaron, nos miramos, pero no hicimos nada,
aunque sabía que él también tenía ganas de besarme.
Cuando la película finalizó,
salimos y ya había oscurecido.
Nos dirigimos hacia una fuente que
estaba dentro del centro comercial en el cual se encontraba el cine.
Seguíamos abrazados. Pero ambos
estábamos callados.
-¿Hablaste con tu mamá? – me preguntó
para romper el hielo.
-Sí, aclaramos todo – lo miré
hacia arriba, ya que me pasaba aproximadamente por una cabeza.
Al seguir caminando recogió algo,
pero no noté bien qué era.
-¿Cómo va todo el tema de tus
padres? – le pregunté a su vez.
-Ayer los encontré peleándose,
pero les hice prometer que no pelearían más en la casa – me dijo un tanto
complicado – sólo espero que todo mejore ¿sabes?
-Entiendo la sensación y tú sabes
que puedes contar conmigo en lo que sea.
Al fin llegamos al borde de la
fuente, donde había más luz y pude contemplarlo mejor.
De pronto comenzó a acercar su
mano a mi rostro. Me corrió el pelo de la cara.
-Toma. – me dijo tendiéndome una
flor.
-Gracias – dije tomándola
torpemente.
-¿Te puedo decir algo? - dijo
nervioso – Me encanta que seamos amigos, pero…
-Pero…¿?
Estaba muy nerviosa.
Lo único que quería era que dijera
algo como “me encantaría ser algo más “ o que tan sólo dijese algo.
Mientras pensaba, ocurrió algo
inesperado.
Me besó. Mil mariposas nacieron en
mi estómago. Claramente se lo correspondí, y me dejé llevar por el momento. Era
como si calzáramos, como dos piezas imperfectas calzando en un todo perfecto.
Era mi primer beso.
Al instante de separarnos nos
miramos y él dijo:
-Me encantaría que fuésemos algo
más.- completó la frase.
Me ruboricé al igual que él.
-¿Qué opinas? – preguntó.
Le respondí acercándome nuevamente
y besándolo.
Sinceramente no sabía lo que podía
pasar. Antonio me gustaba, pero aquello no significaba que íbamos a estar
juntos para toda la vida tampoco. Lo único que sé es que estar junto a él me
ponía feliz y que podría pasar días hablando con él sin aburrirme.
Respecto al tema de mi actitud,
haré todo lo posible por mantener siempre mi personalidad, ser sincera y no
engañar a nadie.
Hoy decidí estar con él, mañana
eso podría cambiar, quién sabe las cosas que me deparará el destino. Sólo soy
una adolescente, tengo la vida por
delante para tomar decisiones. Tengo la vida entera para formar relaciones,
amistades con buenas bases y una buena actitud en relación a mi familia.
Éste a su vez iba a ser un
recuerdo que guardaría el resto de mi vida, porque eso es lo que uno puede
hacer, guardar memorias, ya que todo puede cambiar.
“Nada es permanente a excepción del cambio”
Heráclito
hace mil no pasaba por acá
se me había olvidado la contraseña. Realmente tampoco había sentido ganas o el anhelo de publicar públicamente mis reflexiones. He cambiado mucho e igualmente sigo escribiendo. Últimamente me he puesto a pensar en todas las cosas que he dejado de lado, y escribir había sido una de ellas. Mi estilo ha cambiado y me siento mucho más madura ahora. Dejé el blog de lado porque sinceramente estaba muy inexperimentada para seguir escribiendo sobre algo que aún no había vivido y que era algo meramente utípico e idealista. El amor o lo que sé de él.
Antes solía creer que el amor era algo simple, que la gente lo convertía en algo complicado... que la gente sufría por amor, que la gente luchaba por amor, y que cuando se sentía amor era correspondido. Ahora comprendo que aquello se escapa de la realidad. A medida que fui creciendo cada vez se volvía más compleja su definición y que no todo el mundo es sincero, que no todos son transparentes y que muchas veces la gente tiende a culparte de sus propios errores. Ahora colocaré el fin de la novela que dejé de lado y comenzaré a hablar de mi historia, de lo que me agobia y lo que siento. Quizás no tendrá una continuidad como capítulo a capítulo pero eso sí puedo asegurar que todo lo que escriba serán sentimientos auténticos. Probablemente me den ganas de iniciar una novela pronto... pero quizás no tan pronto. No sé. Si hay alguien que siga leyéndome le doy infinitas gracias, si no, este es un buen medio para desahogarme y quizás para que alguien perdido lo encuentre y se sienta comprendido.
Antes solía creer que el amor era algo simple, que la gente lo convertía en algo complicado... que la gente sufría por amor, que la gente luchaba por amor, y que cuando se sentía amor era correspondido. Ahora comprendo que aquello se escapa de la realidad. A medida que fui creciendo cada vez se volvía más compleja su definición y que no todo el mundo es sincero, que no todos son transparentes y que muchas veces la gente tiende a culparte de sus propios errores. Ahora colocaré el fin de la novela que dejé de lado y comenzaré a hablar de mi historia, de lo que me agobia y lo que siento. Quizás no tendrá una continuidad como capítulo a capítulo pero eso sí puedo asegurar que todo lo que escriba serán sentimientos auténticos. Probablemente me den ganas de iniciar una novela pronto... pero quizás no tan pronto. No sé. Si hay alguien que siga leyéndome le doy infinitas gracias, si no, este es un buen medio para desahogarme y quizás para que alguien perdido lo encuentre y se sienta comprendido.
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