Hoy vi un programa en el que hablaban de los quiebres en las relaciones y cómo había que enfrentarlos. La verdad nunca es fácil y cuesta admitir que en ocasiones la otra persona no quiere tenernos más en su vida. Es algo natural y humano, pero el ser humano no está preparado para entenderlo y nos enredamos buscando un por qué. "¿Será acaso porque hice algo mal?" Enjaulamos nuestros pensamientos y buscamos razones y respuestas a preguntas que realmente no queremos que sean contestadas.
Nos atamos a personas. No sabemos cómo ni cuando alguien se hace indispensable, pero cuando se marcha o cuando uno no sabe qué estará atravesando la mente del otro, nuestra mente es nuestro peor enemigo...
Nos pasamos película y media para evitar pensar en razones reales. Pasamos por etapas: negación ( inventamos un paraíso para evitar afrontar la verdadera realidad), depresión (nos planteamos el peor escenario posible) e incluso nos bajamos el autoestima.
Nos planteamos mil y un posibilidades porque queremos creer que hay un destino no escrito y que las cosas pueden cambiar. Sin embargo la pesadez sigue con nosotros como una conciencia constante. En el silencio te pienso a gritos, y en silencio me quedo en el día.
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